Uno de los últimos prófugos buscado por el genocidio de Ruanda comparece ante la Justicia

El sospechoso de genocidio, Fulgence Kayishema, se presenta al Tribunal de magistrados de Ciudad del Cabo, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 26 de mayo de 2023. © Reuters – Nic Bothma

CIUDAD DEL CABO, SUDÁFRICA, 26 MAYO 2023.- Fulgence Kayishema, un expolicía señalado de ordenar el asesinato de unas 2.000 personas identificadas como tutsis durante el genocidio ruandés, fue capturado el pasado miércoles en Sudáfrica. A pesar de los señalamientos internacionales, el tribunal sudafricano lo imputa por falsificar documentos de inmigración. Se espera que la sesión se reanude el próximo viernes para recabar más información de su proceso y el tribunal de Ciudad del Cabo decida su posible extradición.

Lentamente y desde 1994, el genocidio en Ruanda en el que unas 800.000 personas fueron asesinadas sigue generando destellos de Justicia.

Fulgence Kayishema es un expolicía señalado de ordenar el asesinato de decenas de ruandeses identificados como tutsis en el contexto de la matanza que protagonizó el régimen extremista hutu.

En esta imagen de archivo se observan fotos de las víctimas del genocidio de Ruanda donadas por sobrevivientes son exhibidas en el Monumento al Genocidio en Gisozi, Kigali, Ruanda , el 6 de abril de 2019. Se cree que al menos 800.000 personas fueron asesinadas en unos tres meses. © Reuters – Baz Ratner

Capturado el pasado miércoles en Sudáfrica, Kayishema habría sido participe de la muerte de 2.000 personas, incluidos niños y mujeres, que se refugiaban dentro de una iglesia en las primeras jornadas del genocidio. Por los hechos, el otrora uniformado era uno de los más buscados por la Justicia internacional en el marco del genocidio ruandés.

El expolicía intentó incendiar el edificio que fungía como escondite y al no tener éxito, utilizó una excavadora para demoler la estructura. Según la acusación internacional, aplastó y mató a las personas que estaban adentro.

A Kayishema también se le vincula al traslado de los cuerpos a una fosa común.

Prófugo por años, ahora en el banquillo

Hasta este 26 de mayo se hizo efectiva su presencia ante el tribunal de Magistrados de Ciudad del Cabo. En una sesión corta, Kayishema, con un semblante tranquilo, incluso sonriente en ocasiones, defendió su inocencia alegando que no se encontraba huyendo de la nación del sur del continente africano, sino que es un “refugiado de la guerra civil”. 

El hombre arguyó además que cambió su nombre para poder ingresar a esa nación.

El imputado pidió que se le concediera la libertad bajo fianza, petición pospuesta a discutir por el tribunal hasta el próximo viernes. En ese tiempo se estudiará el caso y se consultarán los detalles para definir los cargos que enfrenta.

Sin embargo, oficialmente las cinco responsabilidades penales que la justicia sudafricana presentó contra él no se relacionan con las muertes provocadas en su país de origen, sino que lo acusan de falsificar formularios de inmigración 23 años atrás para poder entrar y permanecer en el territorio.

Pero sí es señalado por los asesinatos en masa por parte del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, creado por Naciones Unidas para investigar el genocidio. Fulgence Kayishema fue localizado por un equipo especial de rastreo de fugitivos del tribunal de genocidio y la Interpol, apoyados por siete naciones, entre las que destacan Estados Unidos, Reino Unido y Canadá.

La Unión Europea celebra la detención

Una de las reacciones internacionales más destacadas llegó por parte de la Unión Europea. Bruselas afirmó que el fin de la impunidad de los genocidas ruandeses era “indispensable para la paz, la seguridad y la justicia”.

A decir de uno de los portavoces del Servicio Europeo de Acción Exterior, “la comunidad internacional está comprometida en garantizar que se juzgue y se castigue a los perpetradores del genocidio de 1994 contra los tutsis”.

El suceso comenzó con el derribo intencionado del avión que transportaba al entonces presidente del país Juvénal Habyarimana, considerado hutu, el 6 de abril de 1994. El Gobierno acusó a los rebeldes tutsis de planificar el magnicidio.

Estos, reunidos en el Frente Patriótico Ruandés, libraban una guerra contra las fuerzas gubernamentales desde el inicio de la década de los 90. Al señalamiento le siguió, en tres meses, la matanza de al menos 800.000 personas, en su mayoría tutsis, y hutus moderados.

France24, con AP, Reuters y EFE