Propaganda: el altavoz de las dictaduras

por JOSEP BLANCH

Cuando los campos de concentración nazis fueron liberados al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) el mundo entero descubrió los verdaderos horrores del régimen de Adolf Hitler. También fue el momento en el que muchos alemanes se dieron cuenta de lo que se ocultaba tras la ideología del nazismo.

La propaganda fue un elemento clave para que el nazismo y el fascismo pudieran difundir sus ideas políticas.

Por eso, desde su llegada al poder, tanto Adolf Hitler como Benito Mussolini centraron sus esfuerzos en controlar los medios de comunicación. Así podían manipular la opinión pública y difundir determinadas ideas entre la población.

En Alemania, Adolf Hitler creó el Ministerio de Propaganda y puso a Joseph Goebbels al frente para controlar cualquier publicación, ya fueran libros o diarios. Uno de los primeros pasos fue limitar la libertad de prensa.

El control de los mensajes y la propaganda permitía reforzar el apoyo popular al régimen y censurar cualquier voz discordante. De este modo realzaban la imagen de superioridad de sus líderes, que se convertían en dictadores.

Censura sobre los medios y publicaciones

La publicación de libros también estaba sometida a un estricto control: la censura eliminaba todo aquello que no coincidiera con las ideas del régimen. Solo se podían reeditar o publicar los libros autorizados por el Estado, una regulación que también se aplicó al cine o las bellas artes.

Como consecuencia, muchos artistas e intelectuales se vieron obligados a marcharse del país porque no podían trabajar, se negaban a hacerlo bajo esas restricciones o estaban amenazados.

La dictadura nazi llegó a fomentar la quema de libros de autores judíos o publicaciones que iban en contra de la idea de la superioridad de la raza aria que promulgaba Hitler.

Periodistas bajo la lupa del régimen

En Alemania, los periodistas eran considerados empleados del estado y el gobierno nazi se encargaba de elegir a cualquier persona que pudiera escribir o ilustrar publicaciones en serie.

Este sistema estaba inspirado en la dictadura italiana, donde solo podían trabajar los periodistas devotos al régimen y que estaban inscritos en el Sindicato Nacional Fascista de periodistas.

Además, consciente de que los medios de comunicación no estaban al alcance de todo el mundo, el gobierno alemán colocó altavoces en zonas públicas, fábricas y escuelas para que las emisiones fueran escuchadas por toda la población.

‘Mein Kampf’: la biografía de un dictador

Las ideas de Hitler y del nazismo fueron publicadas en el libro Mein Kampf [Mi lucha] en 1925, mucho antes de que Hitler ganara las elecciones y llegara al poder.

En el libro, Hitler se presenta como un “superhombre” de la raza aria (la raza superior a la que pertenecen todos los alemanes) y da muestras de su odio hacia los judíos, a los que considera enemigos de Alemania.

Se trata de una de las publicaciones más controvertidas de la historia, ya que en algunos casos se ha convertido en una obra de culto hacia el dictador. El libro estuvo prohibido durante años en varios países que habían sido atacados por el régimen nazi.

En los primeros años desde su publicación, el libro no tuvo demasiado éxito. Sin embargo, cuando Hitler llegó al poder las ventas se dispararon y se vendieron un millón de ejemplares.

La publicación del libro siempre ha sido legal en Alemania, aunque estaba prohibido comercializarlo para hacer apología de la guerra o del odio racial. También estaba prohibido hacer copias del libro hasta abril de 2015, cuando se cumplieron 70 años de la muerte de Hitler y su obra pasó a ser de dominio público.