Escalada en el Donbas, rusos atacan Lugansk

“Severodonetsk como Mariupol”. Zelensky: “Moscú roba trigo”

Roma, Italia, 22 may. 2022 (ANSA).- Rusia lanzó un nuevo asalto al Donbas y, tras blindar el frente sur con la captura de Azovstal, ahora “Severodonetsk se está convirtiendo en un nuevo Mariupol”.

Así lo denunció la comisaria de los derechos humanos del Parlamento de Kiev, Lyudmila Denisova, según la cual “el enemigo concentró todas sus fuerzas” para hacerse con el control de la región de Lugansk.

Denisova afirmó que para ello las fuerzas rusas lanzaron una ofensiva que partió desde Severodonetsk, una ciudad que durante días ha sido objeto de un ataque cada vez más fuerte con dramáticas consecuencias a nivel humanitario.

“Los ataques enemigos -informó- se llevan a cabo constantemente en muchas áreas y los asentamientos son bombardeados con cohetes por la artillería y los sistemas aéreos”, mientras que “las batallas se desarrollan constantemente en la periferia”.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, calificó la situación de “extremadamente difícil”.

Según la administración militar regional, los rusos están tratando de abrirse paso desde cuatro direcciones, pero hasta ahora fueron rechazados.

Asaltos en los que Moscú, según la inteligencia británica, está desplegando los tanques Terminator de nueva generación, dado que esta es una de sus “prioridades tácticas inmediatas”.

La ofensiva también continúa insistiendo en la región de Donetsk. Las autoridades ucranianas denunciaron redadas en casas y estructuras civiles, que causaron al menos 7 muertes.

El número de víctimas del bombardeo con misiles del viernes en Lozova, en la región nororiental de Járkov, también es alto, con más de mil apartamentos afectados y 11 instalaciones escolares, según el alcalde Serhiy Zelensky. Entre los heridos también hay un niño de 11 años.

Los ataques continúan en todo el país. Las bombas de racimo en Jersón causaron al menos 3 muertes y se reportaron explosiones en la región de Kiev y en la región aún más occidental de Zhytomyr. Y mientras el Parlamento prorrogó la ley marcial hasta el 23 de agosto, aún previendo largos meses de conflicto, Zelensky vuelve a pedir armas a los aliados occidentales para desbloquear el punto muerto en el Mar Negro.

“Hoy hay 22 millones de toneladas (de trigo) bloqueadas y los rusos constantemente lo roban y lo llevan a otro lugar. La comunidad mundial debe ayudar a Ucrania a desbloquear los puertos, de lo contrario, advirtió, la crisis energética será seguida por una crisis alimentaria”.

Existe también un fuerte temor a una ampliación del conflicto hacia el norte con una implicación directa de Bielorrusia, que cada vez resulta más amenazante.

Después de que Minsk anunciara el fortalecimiento de sus unidades fronterizas y la compra de los sistemas de misiles rusos S-400 e Iskander, el secretario del Consejo de Seguridad, Oleksandr Wolfovych, se quejó de que “grupos de reconocimiento y sabotaje ucranianos” violaron las fronteras, en cuyas inmediaciones permanecen desplegados cerca de 20.000 soldados ucranianos entre las regiones de Rivne, Kiev y Chernihiv.

Un potencial casus belli aún más inquietante porque se anunció en las horas en que el presidente Alexander Lukashenko voló a Sochi para un nuevo encuentro cara a cara con Vladimir Putin, fijado para este lunes. Queda en tanto una nube de misterio permanece sobre las condiciones de los casi 2.500 combatientes ucranianos de la acería Azvostal, cuya rendición, ordenada por el Estado Mayor de Kiev, finalizó el viernes.

Los prisioneros fueron llevados a los territorios bajo control de Moscú, que ahora deberá decidir qué hacer con ellos.

Tras las primeras provocativas aperturas, el jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Duma, Leonid Slutsky, dio un paso atrás, declarándose ahora contrario al intercambio que él mismo sugirió entre las tropas del regimiento de Azov y el oligarca prorruso Medvedchuk.

Sin embargo, en una negociación que sigue tras bambalinas, como había sucedido para el desalojo de la búnker-fábrica, todas las hipótesis quedan en el campo y la última palabra, agregó sibilino, la tendrá quien tenga “la autoridad” en Moscú. (ANSA).