Tres de Febrero: el intendente brinda, pero los barrios se desploman

15.09.2025 07:06. A la izquierda, el microbasural ubicado a pocos metros del Jardín de Infantes N.º 921, en el cruce de las calles Tucumán y Churruca. Al centro, la basura frente a la Escuela Primaria N.º 36. En ambos lugares del barrio Churuca, en el municipio de Tres de Febrero, se arrojan residuos con total impunidad, frente a las cámaras de seguridad municipales, que lejos de prevenir, liberan la zona. Foto: Edgardo Onischuk para MiPeriódico.

Buenos Aires, 15 de septiembre de 2025 (Mi Periódico).- Mientras el intendente Diego Valenzuela se dedica a promocionar eventos de consumo masivo de alcohol y café en barrios acomodados, los sectores más vulnerables de Tres de Febrero enfrentan una realidad muy distinta: abandono, basura, droga e inseguridad.

Este lunes, la Escuela Primaria N.º 36, ubicada en el cruce de Tucumán e Iguazú, y el Jardín de Infantes N.º 921, en Churruca y Tucumán —ambas instituciones situadas en las esquinas de la plaza Churruca, en el barrio homónimo— amanecieron rodeadas de basura. Pero no se trata de un hecho aislado: los microbasurales frente a las escuelas se han vuelto moneda corriente.

15.09.2025 – 07:04. El basural de la calle Miramar, entre Soldado Caballero y El Parque, en el barrio Churruca, en el municipio de Tres de Febrero, se encuentra a pocos metros del lugar donde se vendió la droga envenenada que mató a 24 personas y más de 80 intoxicados en el año 2022. Al igual que en otros puntos del distrito, aquí se arrojan residuos y vehículos robados con total impunidad, frente a las cámaras de seguridad municipales, que simplemente miran para otro lado. Es “Zona Liberada”. Foto: Edgardo Onischuk para MiPeriódico.

La situación en estos barrios es alarmante. Las calles están tomadas por la basura, la droga y el crimen organizado. No hay patrulleros. No hay controles. La basura se tira frente a las cámaras de seguridad municipales sin que nadie actúe. La impunidad es total.

También te puede interesar: Tres de Febrero: Una planta no hace verano en una ciudad sin ley

Mientras tanto, el intendente Valenzuela organiza fiestas que violan la ley, ya que la normativa vigente prohíbe expresamente el consumo de alcohol en eventos masivos. En lugar de gobernar, prefiere el espectáculo.

A pesar de múltiples órdenes judiciales que exigen la erradicación de los basurales, más de diez focos activos siguen contaminando los barrios de Loma Hermosa, Churruca y El Libertador, sin que el municipio actúe. La desobediencia institucional es flagrante.

Tener escuelas rodeadas de basura no es solo una falta de gestión: es un ataque directo a la educación y a la salud pública. Es también un símbolo de un Estado municipal ausente, que elige mirar para otro lado mientras los vecinos conviven con el abandono, el delito y el deterioro.

Las zapatillas colgadas en los cables eléctricos marcan los puntos de venta de droga en el barrio.

El shoefiti en Tres de Febrero no es arte urbano ni una expresión cultural, sino la muestra palpable del avance del crimen organizado en los barrios.

También te puede interesar: Tres de Febrero. Valenzuela: ¿La ironía de enseñar lo que no se practica?

Este símbolo alerta sobre territorios controlados por bandas, donde la ley y el Estado están ausentes, y la violencia se impone.

15.09.2025. Arriba a la izquierda, el shoefiti en el cruce de las calles Primera Junta y Tucumán, en el barrio El Libertador, Tres de Febrero. No es arte urbano ni una expresión cultural: es la muestra palpable del avance de las pandillas en los barrios. Foto: Edgardo Onischuk para MiPeriódico.

Fiestas para unos pocos, abandono para el resto

Organizar fiestas del alcohol en barrios acomodados mientras otros vecinos viven rodeados de basura, droga y abandono no es solo una falta de gestión: es una falta de respeto.

Una falta de respeto a los vecinos que mandan a sus hijos a la escuela entre ratas y montañas de residuos, a la ley, que prohíbe el consumo de alcohol en eventos masivos, y a la democracia, que exige gobernar para todos, sin descriminación.

Valenzuela no solo ignora fallos judiciales, sino que pisotea el pacto democrático al usar el Estado como herramienta de marketing electoral. Mientras los barrios populares se hunden, él reparte sonrisas y cerveza entre sus votantes fieles, como si gobernar fuera un premio para pocos.