Tres de Febrero: Una planta no hace verano en una ciudad sin ley

26.08.2025. En el centro, personal municipal planta ornamentos en la avenida Bernabé Márquez, frente al barrio cerrado Altos de Podestá. Arriba, el contraste: basura y zapatillas colgadas (símbolo de narcotráfico) rodean el complejo escolar de Primera Junta y Tucumán (Barrio Libertador), a pesar de las cámaras de vigilancia. Abajo, toneladas de residuos cortan parcialmente la calle Miramar entre Soldado Caballero y El Parque (Barrio Puerta 8). El paisajismo VIP versus el abandono real. Foto: Edgardo Onischuk para MiPeriódico.

Buenos Aires, 26 de agosto de 2025 (Mi Periódico).— “¿A quién quieren engañar?”. La pregunta resuena entre vecinos de los barrios Churruca y El Libertador mientras observan cómo la municipalidad despliega recursos en el embellecimiento de la avenida Bernabé Márquez –a la altura del barrio cerrado Altos de Podestá, frente al puente de la estación homónima del ferrocarril Urquiza–, mientras sus calles están jaqueadas por la basura y los dealers de la droga.

Y a la crisis de basura y narcotráfico se suma el deterioro extremo de la red vial.  No hay calle que no esté surcada por baches profundos, muchos de ellos convertidos en trampas capaces de dañar ejes, romper trenes delanteros y reventar neumáticos incluso de los vehículos más resistentes.

El contraste no podría ser más elocuente. Mientras personal municipal plantaba meticulosamente ejemplares florales en una zona ya privilegiada, tres puntos críticos de los barrios populares colapsaban.

El complejo educativo sitiado: El símbolo más crudo del abandono

El primero de ellos. En el corazón del barrio El Libertador, el cruce de las calles Primera Junta y Tucumán se ha convertido en el epicentro del abandono municipal. Allí, tres instituciones educativas –el Jardín de Infantes N° 921, la Escuela Especial N° 504 y la Escuela Secundaria N° 42– libran una batalla diaria contra un enemigo que las supera: la basura y la inseguridad.

Pero lo más alarmante es el aterrador símbolo de las zapatillas colgadas en los cables de luz, que se mecen sobre las veredas por donde transitan cientos de niños y adolescentes. Este no es un acto vandálico casual; es la firma del narcotráfico. En el lenguaje clandestino de las calles, cada par de zapatillas colgadas marca un territorio controlado por dealers, anuncia puntos de venta de drogas y advierte a bandas rivales que se mantengan alejadas. Es un cartel de neón del crimen que opera con total impunidad.

Que este mensaje delictivo onde a escasos metros de las puertas de tres escuelas no es un detalle menor: es la prueba definitiva de la desprotección absoluta en la que se encuentra la comunidad. Padres y docentes deben convivir con la paradoja demencial de que el Estado municipal invierte en plantar flores en zonas acomodadas mientras permite que el narcotráfico plante sus banderas a la salida de las aulas.

La basura que se acumula en las veredas y la señal de las zapatillas no son problemas separados: son dos caras de la misma moneda de abandono. La primera atrae ratas y enfermedades; la segunda, delincuencia y peligro. Juntas, crean un entorno hostil que vulnera el derecho más básico de estos niños: aprender en un ambiente seguro y digno.

Este complejo educativo, que debería ser un faro de futuro, se ha convertido en el monumento no oficial de la gestión que elige embellecer lo que ya está bonito y ignorar lo que está roto. Mientras el intendente se ocupa de las plantitas, el narcotráfico se ocupa de los niños.

La calle Miramar, entre Soldado Caballero y El Parque, con un basural consolidado que opera con impunidad frente a cámaras de seguridad municipales.

La calle Santiago del Estero, entre Hugo del Carril y Guatemala, cerrada al tránsito esta tarde por volúmenes de residuos depositados ilegalmente.

La gestión desconectada: Acciones de embellecimiento en medio del reclamo por problemas

“Todos los vecinos tienen derecho a que se respeten sus derechos y también tienen obligaciones. Y las autoridades también están obligadas a garantizar un desarrollo sustentable y equitativo para todos”, reflexiona con amargura un vecino de Churruca que prefirió mantener su anonimato. “¿Por qué embellecer algunas zonas del partido y, por el otro lado, empujar a los barrios más desfavorecidos al ‘sálvese quien pueda’? Ese es el mensaje del intendente: para algunos, flores. Para los otros, basura y abandono”.

La pregunta que nadie responde: ¿Prioridades o marketing?

La situación expone una grieta profunda en la gestión. Por un lado, las cámaras de videovigilancia mantienen una “increíble actitud pasiva” frente a quienes arrojan residuos, según denuncian los vecinos, generando una sensación de impunidad total. Por el otro lado, se destinan esfuerzos y recursos a operativos de ornamentación en áreas que no los necesitan con urgencia.

Desde el municipio, insisten en que “el embellecimiento de los espacios públicos es fundamental para mejorar la calidad de vida de todos los vecinos” y que “las tareas de mantenimiento general se ejecutan de manera constante en toda la ciudad”. Sin embargo, la evidencia en las calles contradice abiertamente este discurso.

El derecho a una ciudad equitativa

El artículo 41 de la Constitución Nacional garantiza el derecho a un ambiente sano. Los vecinos exigen que este derecho se cumpla de manera equitativa. No es una cuestión de elegir entre plantar flores o recolectar basura: es una cuestión de priorizar las urgencias reales de la comunidad.

La imagen de las calles cerradas por la basura en Santiago del Estero, a solo kilómetros de las nuevas plantas en la Av. Bernabé Márquez, es el símbolo perfecto de una gestión que, para muchos, ha elegido mirar para otro lado cuando se trata de los barrios que más la necesitan. El mensaje de desolación e inequidad está a la vista de todos.

“Nadie se salva solo”
Mientras la gestión municipal siga priorizando la estética sobre las urgencias reales, todo el distrito se hundirá junto con sus barrios olvidados. La deuda es con quienes claman por calles transitables, seguridad y un ambiente sano… y es una deuda de todos.