
Roma, 29 de diciembre de 2025 (EuroEFE).- Italia se prepara para otra Nochevieja con muchas de sus ciudades tratando de contener el furor por los fuegos artificiales, incluso prohibiéndolos, al tiempo que la policía se afana en las vísperas en combatir la extendida pirotecnia ilegal.
El uso de fuegos artificiales para recibir el Año Nuevo es parte del imaginario festivo italiano y, al tocar la medianoche del 31 de diciembre, las calles, azoteas y balcones de gran parte del país estallan en luces y estruendos por los artefactos, petardos y baterías lanzados sin orden ni concierto por cualquiera.
La costumbre, asociada a la idea de ahuyentar la mala suerte y dar la bienvenida al nuevo año con ruido y destellos, sigue siendo para muchos un elemento inseparable de la celebración pese a los cambios sociales y las campañas de concienciación.
En Italia, la ley distingue entre fuegos artificiales de venta libre y los reservados a profesionales, fija límites de edad, exige etiquetado y certificado europeo de seguridad y obliga a contar con autorizaciones específicas para espectáculos pirotécnicos públicos.
Los ayuntamientos pueden imponer por su cuenta restricciones temporales por motivos de seguridad y orden público, pero no prohibiciones generales ni permanentes, lo que convierte cada año la Nochevieja en un foco de controversia y pulsos legales.
Ordenanzas locales y recursos judiciales
En las vísperas de esta Nochevieja, muchos municipios han vuelto a aprobar ordenanzas para contener el uso de petardos y fuegos artificiales en la vía pública, salvo en espectáculos autorizados.
En Roma, el ayuntamiento ha llegado incluso a prohibir de forma permanente la pirotecnia ‘privada’ entre diciembre y enero, introduciendo el veto en el reglamento de la Policía Municipal, para evitar así tener que decretar año tras año la restricción.
Sin embargo, el pasado noviembre la Asociación Pirotécnica Italiana consiguió tumbar el veto, logrando el favor del Consejo de Estado.
La entidad ha difundido en las últimas semanas resoluciones judiciales que han bloqueado o limitado prohibiciones municipales consideradas excesivamente amplias, incluidas ordenanzas en Roma y en otros municipios del centro y norte del país, al considerar que vetaban de forma general el uso de pirotecnia autorizada.
Medidas similares se repiten en otras grandes ciudades italianas, especialmente en zonas céntricas o densamente pobladas.
Tradición frente a seguridad y bienestar animal
Este pulso legal refleja la tensión entre la defensa de una tradición popular, los intereses comerciales y las preocupaciones por la seguridad, los daños materiales y el bienestar animal.
Las autoridades recuerdan que el uso indiscriminado de pirotecnia provoca accidentes, incendios y lesiones, además de un fuerte impacto sobre mascotas y fauna urbana.
Algunas ciudades han optado por soluciones intermedias, promoviendo espectáculos autorizados o limitando el uso de fuegos artificiales a áreas y horarios concretos. En Milán, la gran capital del norte, las restricciones afectarán a su concurrido centro.
Venecia (noreste) solo permite eventos oficiales en la laguna; Florencia (centro) aplica prohibiciones en espacios públicos en franjas determinadas; y municipios del centro y norte como Brescia, Siena, Arezzo y Lucca, restringen la posesión, venta y uso de pirotecnia pública.
Golpe al mercado ilegal
En las últimas semanas, la Guardia de Finanza (policía de aduanas) ha incautado varias toneladas de fuegos artificiales no certificados en distintas regiones del país, las últimas este mismo lunes.
Entre los operativos recientes figuran el decomiso de más de 1,2 toneladas de material ilegal en Milán (norte), la incautación de más de dos toneladas de productos explosivos en Rieti (centro), y el secuestro de más de 300.000 artefactos y varios detenidos en el área de Nápoles (sur), la ciudad más estruendosa en cada Nochevieja.
También se han interceptado cargamentos en centros logísticos, como en Pisa (centro), donde fueron requisados cerca de 50 kilos destinados a la venta clandestina.
Las autoridades subrayan que estos productos, a menudo de fabricación artesanal, representan el mayor riesgo para la población durante las celebraciones de Año Nuevo.
A pocos días del fin de año, Italia vuelve a un escenario conocido: una tradición que resiste, ayuntamientos que intentan limitarla, tribunales que marcan los límites legales y fuerzas de seguridad que buscan contener los excesos, sin que exista por ahora una regulación uniforme capaz de sustituir definitivamente las prohibiciones locales.
