Tres de Febrero: Indignación por robo de computadoras durante la madrugada mientras comerciantes claman por seguridad

Personal del Comando de Patrullas de Tres de Febrero ingresa al local este martes al mediodía, tras el robo ocurrido en la madrugada. Foto: Edgardo Onischuk / MIPeriodico.com.ar

Buenos Aires, 20 de mayo de 2025 (Mi Periódico).- La madrugada del martes amaneció con otro golpe brutal a los comerciantes de Tres de Febrero. Un grupo de delincuentes escaló hasta el techo de un local de computación en la localidad de Remedios de Escalada, en el municipio de Tres de Febrero, rompió los vidrios, destrozó una reja de seguridad y bajó como si fueran dueños del lugar. Con total tranquilidad, como si nadie los fuera a detener, cortaron los cables de las alarmas y las cámaras antes de llevarse todo: el dinero de la caja, insumos informáticos y hasta las computadoras portátiles que clientes habían dejado en reparación.

Los dueños del comercio ubicado en Presidente Juan Domingo Perón, a metros de 1° de Mayo, llegaron por la mañana para abrir y se encontraron con el desastre. Las cámaras de seguridad, inútiles. La reja del techo, doblada. Los vidrios, hechos añicos. Y lo peor: el domo de seguridad municipal de la esquina, ese que debería protegerlos, no sirvió de nada.

La bronca crece entre los comerciantes como herida abierta. No es solo lo robado, es la impunidad con que actúan: cámaras, alarmas y rejas no son rival para su audacia. Violan locales, limpian estanterías y desaparecen, dejando atrás pérdidas y una certeza amarga: parecería que el sistema protege más a los delincuentes que a quienes trabajan.

Cada local saqueado es el retrato de un sistema quebrado: los delincuentes operan con precisión de relojería, mientras las promesas de seguridad se desvanecen como humo. Los comerciantes y los vecinos pagan el precio de una guerra que libran solos.

Mientras tanto, en la Comisaría 11° de Tres de Febrero y en la Unidad Funcional de Instrucción 10 del Departamento Judicial de San Martín, dicen que están investigando. Pero los comerciantes ya saben cómo termina esto: otro caso archivado, otro robo sin resolver, otra noche en vilo esperando que sean ellos los próximos.