
Buenos Aires, 5 de septiembre de 2025.- En un análisis descarnado de la realidad nacional, el abogado y analista financiero Carlos Maslatón profundizó su crítica hacia el rumbo económico, asegurando que las recientes medidas del Gobierno, como la compra de divisas, son meros “dibujos” contables que no alteran una tendencia bajista irreversible. Desde el canal Contexto Económico, argumentó que la calma preelectoral es artificial y que el país se encamina hacia un ajuste drástico del tipo de cambio que licuará la deuda acumulada, con un alto costo social, pero que, a su juicio, sentará las bases para una recuperación futura.
Operaciones figurativas y una economía en decadencia
Maslatón desestimó por completo el impacto de la reciente compra de dólares por parte del Banco Central, calificándola de irrelevante. “No tiene importancia, son dibujos que ellos hacen”, afirmó, explicando que el Estado se divide en reparticiones para simular pérdidas y ganancias entre sus partes. Para él, estas son “operaciones meramente figurativas” incapaces de modificar la tendencia bajista y decadente que, según su diagnóstico, arrastra la economía argentina desde enero de este año, impulsada por una política “absolutamente equivocada” en tres frentes: el tipo de cambio fijo, la tasa de interés alta y un endeudamiento permanente insostenible.
Advirtió que los mercados financieros, con caídas catastróficas en bonos y acciones, simplemente se están adelantando a este colapso previsible.
La Excusa Electoral y la Autoincriminación del Gobierno
El analista rechazó la narrativa oficial que atribuye la incertidumbre económica al contexto electoral. Desde una perspectiva científica, sostuvo que la economía viene cayendo desde hace meses, incluso cuando el oficialismo se sentía ganador. Además, realizó un contundente argumento lógico: si el propio Gobierno sostiene que su éxito depende de no perder las elecciones, está admitiendo la absoluta fragilidad de su modelo. “¿Qué solidez tiene lo que ellos han construido? Se están autoincriminando”, sentenció, cuestionando qué señal de seguridad se transmite a un inversor externo si las reglas de juego pueden cambiar tan drásticamente con un resultado comicial.
Sobre la propuesta de eliminar las elecciones de medio término, Maslatón fue categórico: es inviable en un sistema presidencialista como el argentino. Explicó que la renovación parcial del Congreso es un mecanismo constitucional que otorga fortaleza al sistema y que cualquier modificación requeriría una reforma constitucional, algo que, en su visión histórica, en Argentina siempre resultó “para peor”.
El paralelismo con 1989 y el inevitable estallido cambiario
Al ser consultado sobre lo que ocurrirá después del 27 de octubre, Maslatón trazó un paralelismo alarmante con el Plan Primavera de 1988. Recordó que, al igual que hoy, aquel gobierno (de Raúl Alfonsín) intentó reprimir el dólar para llegar a las elecciones, pero la explosión posterior desembocó en la hiperinflación de 1989. “Este tipo de represiones de las señales del mercado generan efectos pésimos”, afirmó, señalando que el actual esquema ya muestra signos de agotamiento: el Banco Central debe vender reservas, intervenir constantemente y pagar tasas de interés que escalaron del 30% al 90%, lo que demuestra el fracaso de la política monetaria.
Aseguró que la emisión monetaria de los últimos casi dos años se multiplicó por cuatro, y que, siguiendo la propia lógica del Ministro de Economía, Luis Caputo, sobre el “efecto de retardo”, toda esa liquidez terminará inexorablemente yendo a precios.
El escenario postelectoral: Licuación, ajuste y una mejora competitiva
Maslatón pronosticó que, una vez liberadas las fuerzas del mercado, se verá una subida del dólar muy por encima de la inflación. Si bien los precios internos aumentarán, lo harán en una proporción menor, lo que corrige la actual sobrevaluación del peso (señaló que Argentina es tres veces más cara que España). Este proceso, aunque doloroso, mejorará la competitividad de la economía, beneficiando a sectores clave como el agrícola y el industrial.
El mecanismo central de este ajuste será una “gran licuación de deudas”. La gigantesca deuda en pesos contraída por Caputo y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, para esterilizar la emisión y contener el dólar, perderá valor real de forma abrupta. “El dólar va a subir más que la tasa de interés”, explicó, lo que reducirá el peso de esa deuda tanto para el sector público como para el privado. Este será el modo en que el mercado obligue al Gobierno a retirarse del mercado de dinero y a dejar de pagar tasas altas, reconociendo así el fracaso de un plan que, según Maslatón, replicó los errores de Martínez de Hoz (1978-81), Alfonsín (1988-89) y Macri (2016-18).
Pronóstico Provincial y una Advertencia Final
Sobre las elecciones en la provincia de Buenos Aires, Maslatón vislumbró una competencia donde ambos frentes principales llegan debilitados: el peronismo por su división interna y el oficialismo por la crisis económica y los escándalos de corrupción. Sugirió que el resultado debe leerse sumando los votos de La Libertad Avanza y Fuerza Patria para tener un termómetro nacional, más allá de la compleja distribución de bancas.
Su advertencia final fue contundente: más allá del resultado electoral, “de los males que vienen no nos podemos salvar”. El ajuste será el resultado de arreglar lo que el Gobierno no quiso hacer: permitir el funcionamiento real de la economía y terminar con las actividades artificiales sostenidas por la deuda y la represión financiera. El camino será doloroso, pero, en su perspectiva, necesario para sentar las bases de un crecimiento genuino.