
Buenos Aires, 31 de agosto de 2025 (Mi Periódico).- En una entrevista concedida al canal Contexto Económico, el economista Fausto Spotorno ofreció un análisis profundo sobre la situación macroeconómica actual de la Argentina, abordando tanto aspectos estructurales como coyunturales que afectan al país.
Comenzó refiriéndose a las recientes declaraciones de Luis “Toto” Caputo, quien incentivó la compra de dólares sugiriendo que aún estaban baratos. Para Spotorno, esa afirmación es una forma directa de señalar que el tipo de cambio es ahora libre, algo que considera un avance respecto a lo que había en el pasado.
Desde su mirada, la economía argentina enfrenta dos niveles de análisis. Por un lado, la cuestión estructural, que gira en torno al eterno debate sobre si el tipo de cambio está alto o bajo. Esto, explicó, depende principalmente de la confianza del mercado y del flujo de capitales. Cuando una economía genera confianza, ingresan divisas y el tipo de cambio tiende a bajar; pero si hay desconfianza, los capitales se retiran y el tipo de cambio se eleva, algo recurrente en la historia económica reciente del país. En contextos de desconfianza, también suelen imponerse controles cambiarios como el cepo.
En la actualidad, señaló, Argentina no está recibiendo un flujo significativo de capitales externos. Más allá del blanqueo de dólares por parte de argentinos, todavía no hay un movimiento robusto de inversión externa. Por eso, esa cuestión estructural sigue sin resolverse y tomará tiempo.
Luego, se refirió al corto plazo, especialmente a lo que ocurrió desde julio. En ese mes se produjo una fuerte caída en la liquidación de exportaciones, tanto del agro como del sector energético. Esto se debió, por un lado, a que el gobierno había reducido temporalmente las retenciones, lo que motivó que los exportadores adelantaran ventas. Una vez finalizada esa reducción, se desplomó la oferta de dólares y comenzó la suba del tipo de cambio. Además, durante los meses de invierno, Argentina deja de exportar energía porque la necesita para el consumo interno, lo cual profundiza aún más la escasez de divisas.
Según Spotorno, el gobierno había diseñado su programa económico a inicios de año con la expectativa de unificar el mercado cambiario de forma ordenada. Para lograrlo, la prioridad era acumular reservas: cerrar un acuerdo con el FMI, fomentar el ingreso de dólares mediante anticipos de exportaciones y bajar retenciones de forma temporal para que los exportadores liquiden antes. La apuesta era que, una vez unificado el mercado, aumentara la confianza, bajara el riesgo país y entraran capitales por otras vías. Sin embargo, ese escenario optimista no se cumplió.
A este panorama se le sumó un tercer elemento: la incertidumbre política. Spotorno subrayó que el ruido generado por los recientes escándalos políticos, como los audios filtrados, no afecta directamente a la economía, pero sí condiciona las perspectivas electorales. Esto impacta en los mercados, que empiezan a dudar sobre la continuidad del programa económico. La caída de bonos, el aumento del riesgo país y la suba del dólar son reflejo de esa inquietud. Frente a esto, el gobierno respondió subiendo las tasas de interés, lo que Spotorno describió como una estrategia defensiva para “aguantar el resultado”, pero aclaró que estas tasas no son sostenibles en el tiempo.
Mirando hacia adelante, destacó que el resultado electoral será determinante. Si al gobierno le va razonablemente bien, se podría consolidar el programa económico. Pero si los resultados son negativos, podría generarse un escenario de desconfianza similar al que enfrentó Mauricio Macri tras las PASO de agosto de 2019, donde el margen de acción del Ejecutivo quedó severamente limitado.
A nivel internacional, Spotorno identificó algunas señales alentadoras. Por ejemplo, hay altas probabilidades de que la Reserva Federal de Estados Unidos comience a bajar las tasas de interés, lo que favorecería a los países emergentes. También hay buenas proyecciones para la cosecha de trigo y girasol, que podrían generar ingresos de divisas hacia fin de año. Además, con el fin del invierno, la Argentina podría volver a exportar energía, lo que también contribuiría al ingreso de dólares.
En cuanto al escenario político inmediato, consideró que la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires funciona más como una gran encuesta que como un evento decisivo, y que la verdadera clave estará en lo que ocurra el 26 de octubre. Si se mantiene una victoria a nivel nacional y un empate o resultado aceptable en la provincia, el escenario económico podría estabilizarse. Además, remarcó que los activos argentinos hoy están baratos, y que si comienzan a aparecer encuestas favorables al oficialismo, es posible que los mercados reaccionen positivamente.
Finalmente, consultado sobre cómo puede resguardarse un ciudadano frente a la volatilidad y la incertidumbre, recomendó aplicar el principio de diversificación de carteras. Esto implica no concentrar los ahorros en un solo instrumento. Sugirió distribuirlos entre dólares, plazos fijos que ofrecen tasas atractivas, e incluso letras del Tesoro o fondos comunes de inversión para quienes tienen un perfil más audaz. En síntesis, mantener el equilibrio entre resguardo y rentabilidad es clave en este contexto.