
Buenos Aires, 18 de agosto de 2025 (Mi Periódico).— La basura ilegal no es solo un problema ambiental: es el síntoma de un sistema donde las leyes se aplican según la conveniencia.
Mientras autoridades desobedecen fallos judiciales, los vecinos aprenden una peligrosa lección: aquí la ley no existe.

Hay una cadena de complicidad comprobada entre funcionarios municipales y policiales para desobedecer órdenes judiciales impunemente e imponer el caso en algunos barrios de Tres de Febrero, especialmente en las localidades de Loma Hermosa, Churruca, Pablo Podestá y El Libertador.
Este es el juego perverso: primero liberan la zona para que se llene de desperdicios, después limpian de vez en cuando y contratan a la empresa amiga. Así la basura nunca se termina… pero los contratos millonarios tampoco.
Vecinos denuncian que los infractores operan a plena luz del día, seguros de que no habrá consecuencias.

La desobediencia de las autoridades municipales a órdenes judiciales es total y pone en riesgo la convivencia pacífica en los barrios y la salud de los ciudadanos.
Otra vez, la calle Santiago del Estero, entre Hugo del Carril y Guatemala, apareció esta mañana inundada de basura sobre la calzada, interrumpiendo totalmente el tránsito de vehículos y peatones. Y no es el único lugar: el jardín 921 del barrio Churruca también presenta gran cantidad de basura arrojada ilegalmente a pocos metros de la puerta de ingreso al establecimiento.

También se registran veredas cortadas por basura en el cruce de las calles Hugo del Carril y París en Loma Hermosa, y Miramar, entre Soldado Caballero y El Parque, en el barrio Churruca. Pero el tema no termina ahí: también hay microbasurales sobre la calle Jujuy, a pocos metros del cruce con Hugo del Carril, y sobre las calles Brasil y Hugo del Carril, en Loma Hermosa.
Lo curioso es que, en el noventa por ciento de los casos, los residuos se arrojan frente a las cámaras de seguridad municipales, que, a pesar de registrar las contravenciones, no desplazan a los móviles policiales, generando más y más basura en las calles.
A todo esto se suma que la policía cada vez tiene menos móviles en las calles, y los barrios quedan a merced de contraventores que arrojan residuos con total impunidad. Esta situación provoca más y más residuos en las calles.
El intendente Valenzuela en tanto, ya ha sido notificado por la Justicia de que debe erradicar los microbasurales, pero el funcionario está dispuesto a desobedecer las órdenes y seguir generando el problema en los barrios.
Un intendente que ya fue notificado por la justicia de que debía cumplir con la ley ambiental y erradicar los microbasurales, impidiendo el vuelco ilegal de desperdicios a cielo abierto, resiste increíblemente una y otra vez la orden judicial. Y hasta sus funcionarios se dedican a liberar las áreas para que más contraventores arrojen más y más residuos en las calles.
Los barrios están desprotegidos, en manos de funcionarios que no garantizan la vigencia de derechos básicos y que, ignorando la justicia, empujan a los barrios más desfavorecidos del partido hacia la degradación y la inseguridad.
¿De qué lado está el intendente Valenzuela? ¿Cómplice o gestor del saqueo urbano?
Las pruebas arrimadas a investigaciones judiciales lo vinculan con las ‘zonas liberadas’ de basura”.
En Tres de Febrero, los microbasurales avanzan sin control. Ocupan veredas y espacios públicos, mientras las autoridades permanecen indiferentes. Las cámaras de seguridad captan vehículos descargando residuos ilegales, pero las multas brillan por su ausencia. Los vecinos alertan sobre el riesgo sanitario: ratas, insectos y contaminación. Aunque la Justicia emitió fallos exigiendo limpiezas urgentes, nada cambia. Así, la impunidad convierte el delito ambiental en un hábito.
El círculo es perfecto: la Justicia emite fallos de limpieza que nunca se cumplen, el municipio mira para otro lado mientras crecen los microbasurales, y las empresas amigas facturan millones por ‘soluciones’ temporales. Todos ganan… excepto los vecinos condenados a vivir en la podredumbre.
Cuando las sentencias son papel mojado, no solo se acumula basura: se pudre el sistema. Los vecinos tienen dos opciones: convertir la rabia en una acción colectiva o admitir que viven en un ‘Estado fallido’ en miniatura”.