Leandro Santoro, el militante de ADN alfonsinista que busca abrir una nueva historia con el PJ en la Ciudad

Leandro Santoro (NA).

Por Sebastián Hadida | NA

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 17 de mayo de 2025.- Nadie hubiera imaginado que el mismo dirigente político que organizó en marzo de 2013 el “paseo de la corrupción de las estrellas K” para desenmascarar la supuesta “doble moral” del kirchnerismo, doce años después encarnaría la esperanza del Partido Justicialista para conquistar la Ciudad de Buenos Aires en un territorio históricamente “gorila” y gobernado hace 18 años por el PRO.

Desde los 13 años, Leandro Santoro, el primer candidato a legislador porteño de Es Ahora Buenos Aires -la alianza política del PJ y fuerzas aliadas- forjó una vida de militancia a imagen y semejanza de Raúl Alfonsín, su gran inspirador en la política y con quien mantendría un vínculo de amistad hasta los últimos días del ex presidente radical en este mundo.

Criado por una madre soltera en el barrio de Boedo, se formó políticamente en el Comité Radical de la calle Formosa, en Caballito, mientras cursaba sus estudios secundarios en el colegio San Francisco de Sales, en Almagro.

Años después, ya como líder de la agrupación de jóvenes alfonsinistas “Los Irrompibles”, se graduó en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, institución en la que años más tarde se desempeñaría como docente del CBC.

El acercamiento al kirchnerismo
La rivalidad política histórica de la UCR con el peronismo fue un obstáculo muy pesado en su camino de acercamiento al kirchnerismo.

El prejuicio que tenía hacia el peronismo era muy grande, pero cuando quedó claro que el radicalismo había virado hacia la derecha en épocas del grupo A, y que Cristina Kirchner estaba haciendo en la gestión lo que él siempre había creído que había que hacer, tuvo que aceptar que su lugar ya no estaba en la UCR.

Leopoldo Moreau, quien en aquella época era su suegro por la relación de pareja que tenía con Cecilia Moreau, le comentó que tenía conversaciones políticas con la entonces presidenta y que ambos se respetaban mucho.

Algo empezaba a cambiar en la percepción de Santoro acerca de cuál era el campo político donde debía intervenir con su agrupación “Los Irrompibles”, que había fundado en el 2000.

La transición fue vertiginosa. Se sorprendió gratamente cuando Cristina Kirchner lo invitó a subirse al Tango 01 como parte de la comitiva para entrevistarse con el Papa Francisco en Roma en septiembre de 2014.

En ese viaje Santoro compartió mucho tiempo con otros jóvenes que a diferencia de él estaban identitariamente unidos al kirchnerismo como Wado de Pedro, Andrés Larroque, Victoria Montenegro y Leonardo Grosso, pero sobre todo pudo ver de cerca la praxis militante de Cristina Kirchner.

Le gustó lo que vio y desde entonces empezó a acumular políticamente en el Frente para la Victoria. La recompensa le llegó muy rápido: fue invitado a acompañar a Mariano Recalde como candidato a vicejefe de Gobierno porteño en las elecciones del 2015.

A partir de ahí no paró más y se transformó en un protagonista insoslayable de la política porteña del kirchnerismo.

En 2017 fue parte de la lista de candidatos de Unión Porteña, y ocupó la banca hasta el 2021.

En esos años levantó mucho el perfil y se lució como comunicador en medios tradicionales y también en plazas públicas.

La amistad que trabó con Alberto Fernández, candidato y luego presidente electo por el Frente de Todos, lo catapultó como cabeza de la lista de diputados nacionales por la Ciudad en 2021. La Legislatura le había quedado chica.

Si bien la candidata de Juntos por el Cambio María Eugenia Vidal arrasó en esas elecciones con el 47% de los votos, Santoro cosechó un digno 25% y le alcanzó para dejar en un tercer lugar a un tal Javier Milei, un disruptivo panelista de TV que hizo un promisorio debut en las urnas con 17 puntos.

Con ese antecedente auspicioso y habiendo consolidado su referencia como figura pública de la Ciudad, con un nivel de conocimiento e intención de voto muy por encima de cualquier otro aspirante del peronismo, nadie le iba a quitar la candidatura a jefe de Gobierno porteño del 2023.

El resultado fue satisfactorio, llegando segundo con más del 32%. A Jorge Macri, de Juntos por el Cambio, no le alcanzaba para ungirse como ganador en la primera vuelta, pero había quedado a unas pocas décimas de consagrarse.

Tras meditarlo junto a otros referentes del Frente de Todos, Santoro declinó competir en el balotaje.

A los 49 años, al “Toro de Boedo” le llega un nuevo desafío en su prolífica carrera política, con la posibilidad concreta de finalizar primero en la elección de este domingo, en buena medida por la fragmentación de la oferta en el espectro de la centroderecha y la derecha.

Favorito en las encuestas, Santoro tiene la oportunidad histórica de dejar su huella en estos comicios y usar la victoria como trampolín para posicionarse en el 2027 con altas chances de destronar al PRO tras 20 años de hegemonía amarilla ininterrumpida en el distrito porteño.