La bomba que le dejan al próximo gobierno

Por Salvador Di Stefano

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 13 abr. 2022.- El gobierno está pensando en un impuesto a la renta impensado, que se aplique a los granos, minerales, petróleo y gas, por su mayor valor luego de desatada la guerra entre Rusia y Crimea. Esto no hace más que seguir con la idea de desanclar los precios locales de los internacionales, medida que nos está llevando a una menor producción y por ende mayores precios en el mercado interno.

En Argentina exportar petróleo es buen negocio ya que se realiza a valor internacional menos una retención, pero venderlo al mercado interno implica una brecha de precios enorme. Mientras que el petróleo vale U$S 105,0 en los mercados mundiales, en Argentina el barril criollo vale U$S 60,0. Con semejante brecha de precios los petroleros prefieren exportar y no dejar el petróleo en el mercado local.

Del petróleo se sacan muchos subproductos, pero se obtiene más nafta que gasoil. Como Argentina tiene muchas regulaciones, las refinadoras, una vez que abastecen al mercado de naftas, dejan de refinar. Si no alcanza el gasoil producido, es preferible importarlo. Importar gasoil cuesta cerca de $ 185 el litro, pero en el mercado interno hay que venderlo a $ 130. Lo que no ajusta por precio, ajusta por cantidad, conclusión no habrá gasoil suficiente con un precio tan bajo.

En materia de gas y electricidad sucede lo mismo, los consumidores pagamos el 45% del precio real del gas y el 33% del valor de la electricidad, del resto se hace cargo el gobierno que aporta el equivalente al 3% del PBI por año para tener un precio. Este aporte no es gratis, la consecuencia es mayor inflación y probable desabastecimiento en breve.  

En resumen, los precios del combustible, gas y electricidad no son reales, están sucios porque en la búsqueda de resolver problemas económicos el gobierno le ha colgado un sinnúmero de regulaciones e impuestos que hacen que estos insumos básicos de la economía, tengan precios que no son los reales.

Impuesto a la renta inesperada

El ministro de economía realizando un gran aporte a la confusión general, busca que el Congreso apruebe un impuesto a la renta inesperada con el fin de desanclar aún más los precios internos de los internacionales. A este impuesto se lo podría llamar “retenciones ocultas” o “retenciones segundo capítulo”.

El nuevo tributo debería pasar por el Congreso para su aprobación, pero si finalmente se aplicara, no haría más que aumentar las posibilidades de desabastecimiento de los productos que alcanza como sujeto imponible.

Un grupo de empresas petroleras podrían aportarle al Estado cerca de U$S 15.000 millones en materia de inversiones, si solo si el gobierno se compromete a llevar adelante tres medidas. La primera es que las empresas puedan remesar sus ganancias al exterior, la segunda es que puedan pagar la deuda que contrajeron en el exterior tal como sea pactada (hoy solo pueden renovar el 40% y están obligadas a refinanciar el 60% restante), y la tercera es que no tengamos diferencias entre el precio del petróleo para la exportación y el mercado interno. El gobierno no aceptó y las reservas del Banco Central siguen en torno de los U$S 43.000 millones y hay poco gasoil.  

En la medida que el gobierno siga apostando a desanclar los precios locales con los internacionales o prohibir exportaciones, lo único que logra es desabastecer al mercado interno. Esa caída de oferta hace que los precios suban ante la demanda existente. En este marco, la inflación no deja de crecer.

Otro ejemplo interesante es la carne, el gobierno prohibió las exportaciones de carne para dar paso a una mayor oferta en el mercado interno, sin embargo, se olvidó que ambos mercados no están conectados entre sí. La carne que Argentina exporta es la que no consume la población, por ende, cerrar las exportaciones generó una menor faena de animales, lo que impactó en mayores costos a la industria frigorífica.

Mientras que en el año 2020 la faena de animales fue de 14 millones, en el año 2021 fue de 13 millones y se espera que baje a 12 millones para el año 2022. Menos animales faenados en la misma cantidad de frigoríficos no hacen más que elevar los gastos de estructura e incrementar los precios al consumidor. Por otro lado, no pasará mucho tiempo en que los despidos por falta de actividad comiencen a operar en el mercado. Perder 2 millones de cabezas de animales en la faena es demasiado, son cerca de 460 millones de kilos, casi 10 kilos de carne per cápita. Una vez más, el mercado ajusta por precio.

Está claro que la estrategia del gobierno es seguir anclando precios, la oposición observa impávida cómo le están dejando una bomba de tiempo para el año 2023. El nuevo presidente debería ajustar todos los precios relativos de la economía, lo que generaría una salvaje suba de precios y sus consecuencias políticas.  

En este escenario no nos salvamos de una fuerte suba de precios en los años 2022 y 2023, lo que podría traer aparejados problemas sociales muy graves, ya que los salarios solo alcanzan para una quincena.

Conclusión

. – El actual gobierno está desanclando los precios locales de los internacionales para que el nuevo gobierno haga el ajuste y pague el costo político de insertarnos al mundo. En la actualidad tratamos de escondernos y vivir con precios de fantasía, pero con una pésima calidad de vida.

. – Los altos niveles de inflación no son correspondidos con una suba del tipo de cambio, esto nos genera una alta inflación en dólares, que seguramente obligará al próximo gobierno a restablecer el equilibrio entre precios internos y tipo de cambio, otro costo político que trasladarán a la próxima gestión.

. – El problema del déficit fiscal no será resuelto por la actual administración, con lo cual el gobierno que asuma en el año 2023 heredaría déficit presupuestario más una deuda en pesos de características explosivas que ascendería al equivalente de U$S 250.000 millones, de los cuales un 50% sería deuda ajustada por inflación que no se podría licuar con una suba del tipo de cambio.

. – Nuestra recomendación es comprar cosas, los billetes se devaluarán notoriamente en los próximos años. Estamos cercados por una alta inflación internacional y local, los billetes no son el resguardo de valor adecuado, tenemos que tener bienes, pero también proyectos para agregar valor en las empresas o en las carteras de inversión.

. – El gobierno que viene puede mejorarle el año 2023 al gobierno que se retira. Sin embargo, el desajuste de precios relativos de nuestra economía es muy grande y, quien tome el gobierno en el año 2023, tendrá el desafío de pasar de precios de fantasía a precios reales y eso será un duro golpe para la sociedad. Seguir por el camino del desacople nos lleva al desabastecimiento, algo que ya probó Venezuela y no resultó, pero este gobierno desea intentarlo.