Plantar árboles, una solución esencial, aunque insuficiente para luchar contra la crisis climática

GLASGOW, ESCOCIA, 29 OCT. 2021 — En la COP26 se discutirán “soluciones basadas en la naturaleza”, un concepto que apunta a evaluar alternativas para, entre otras cosas, luchar contra el cambio climático, aplicando recetas inspiradas en la naturaleza. Entre las soluciones consideradas están las acciones sobre la vegetación y la plantación de árboles. Estos procesos son absolutamente esenciales, pero se quedan cortos frente a la escala de la crisis climática.

¿Y si usáramos la naturaleza para luchar contra el cambio climático? Para la ONU y los expertos en clima y biodiversidad existe una categoría llamada “soluciones basadas en la naturaleza”. Este concepto reciente, poco conocido por el público en general, se refiere a prácticas que utilizan los recursos naturales para luchar contra el cambio climático.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la ONG que construyó esta idea, se definen por “la preservación de los ecosistemas”, “la mejora de la gestión de los ecosistemas”, “la restauración de ecosistemas degradados o la creación de ecosistemas”.

La protección y creación de bosques es una de las propuestas más simbólicas. “Los bosques y, en particular, los bosques tropicales absorben alrededor de un tercio de la proporción anual de gases de efecto invernadero. Podrían hacer mucho más si detuviéramos la deforestación, si invirtiéramos más en el manejo forestal y en la protección de estos ecosistemas”, indica en diálogo con France 24 Anne Larigauderie, secretaria general de IPBES, la organización que coordina la experiencia científica mundial sobre biodiversidad. La reconstitución de los manglares también se cita a menudo como un ejemplo eficaz: desempeñan, de hecho, un papel de barrera natural capaz de evitar la erosión costera e inundaciones.

Sin embargo, no es suficiente plantar árboles para cumplir con los criterios. “Estas soluciones basadas en la naturaleza son proyectos que deben tener un doble beneficio. Al menos uno de ellos debe relacionarse con la naturaleza y el otro con la sociedad, por ejemplo, la lucha contra la crisis climática, la salud, la seguridad alimentaria o incluso la reducción de los desastres naturales”, explica a France 24 Freddy Rey, director de investigación en ingeniería ecológica del Instituto Nacional de Investigaciones Agronómicas (INRAE) francés.

En Francia, los científicos del INRAE ​​han introducido plantas en determinadas riberas de los ríos para luchar contra la erosión y, por lo tanto, contra las inundaciones. Para Rey, este tipo de alternativa a los diques y escolleras tradicionales tiene la ventaja de ser más duradera que las técnicas tradicionales. “Con el tiempo, la cubierta vegetal crecerá y, a la inversa, la estructura gris se desgastará”, señala.

Según la UICN, las soluciones basadas en la naturaleza son “a menudo menos costosas a largo plazo que las inversiones en tecnología, construcción y mantenimiento de infraestructura”.

“Locura” por estas soluciones ecológicas

Plantar más árboles o hacer que las ciudades sean verdes no es nada nuevo. Pero para Freddy Rey, la creación de “soluciones basadas en la naturaleza” tiene el mérito de “despertar entusiasmo” en Francia en torno a estas prácticas ecológicas, en particular entre los funcionarios electos. Estos últimos trabajan con el INRAE, que les ofrece alternativas adaptadas a los problemas ambientales locales. Por su parte, la ONG France Nature Environment propone una guía, destinada en particular a los municipios.

La generalización de estas prácticas permite, además, reforzar el conocimiento de los entornos naturales y los seres vivos. “Lejos de ser simples operaciones de reverdecimiento ornamental o recreativo (a menudo acompañadas de una gestión intensiva en términos de riego, energía o insumos), las soluciones basadas en la naturaleza se sustentan en conocimientos científicos y técnicos derivados en gran medida de la ingeniería ecológica”, detalla un estudio reciente desarrollado por investigadores del Centro de Ecología y Ciencias de la Conservación, unidad dependiente del Museo Nacional de Historia Natural de Francia (MNHN).

En este contexto, Anne Larigauderie lamenta que durante los grandes encuentros internacionales sobre cambio climático “hablamos a menudo de soluciones técnicas y tecnológicas” y que “no nos centramos lo suficiente en la naturaleza como fuente de solución”.

Aunque tienen muchas virtudes, las soluciones basadas en la naturaleza no pueden ser la receta milagrosa para todos los problemas climáticos. Porque la vida se mueve y evoluciona constantemente. Por lo tanto, los investigadores deben adaptarse. La revegetación de las riberas, por ejemplo, tiene sus límites.

“Si los métodos de diseño de las obras de ingeniería civil, basados ​​en propiedades mecánicas y físicas, están perfectamente dominados, este no es el caso de la ingeniería de plantas que involucra un material vivo, cuyas propiedades son mucho más difíciles de comprobar”, especifica en un comunicado de prensa André Evette, investigador en ingeniería ecológica del INRAE. En las regiones montañosas, en lagos y vías navegables interiores, “las técnicas de las plantas aún plantean interrogantes, especialmente en cuanto a su resistencia”, especifica.

Buscar un “equilibrio” entre la ingeniería ‘verde’ y la civil

“No debemos pensar que vamos a cambiar el mundo con ramitas de plantas. No es con ramas que evitaremos los maremotos. Necesitamos un equilibrio entre estas soluciones basadas en la naturaleza y el conocimiento vinculado a la ingeniería civil”, añade Freddy Rey.

Anne Larigauderie señala el riesgo de que se produzcan desviaciones. “Tiene sentido producir biocombustible en un área abandonada, en terrenos baldíos o en una zona en las afueras de una ciudad. Por contrapartida, no tiene sentido si se convierten los espacios naturales para producir biocombustible. Esa lógica va en contra de la biodiversidad”, advierte.

Algunas ONG, como ‘Amigos de la Tierra’, afirman que las “soluciones basadas en la naturaleza” son un pretexto para seguir contaminando tanto como antes y las califican de “lobo con piel de cordero”.

Anne Larigauderie también teme que estas prácticas estén equivocadas. “La naturaleza no podrá absorber un aumento frenético de nuestro consumo. El mensaje número uno sigue siendo que debemos reducir nuestro consumo de energía, revisar nuestros estilos de vida, nuestra agricultura y nuestra alimentación. La naturaleza puede hacer mucho por nosotros, pero también necesitamos corregirnos a nosotros mismos”, remarca.

La COP26, que comienza el domingo, debe hacer un balance de las acciones tomadas por los Estados para lograr los objetivos del Acuerdo de París. Al igual que en la COP15 sobre biodiversidad, que tuvo lugar del 11 al 15 de octubre, seguramente se hablará de “soluciones basadas en la naturaleza”. Porque, para la ONU, “constituye un elemento esencial del esfuerzo global encaminado a alcanzar” las metas del pacto ambiental.