COLOMBIA: Jornada de horror, 17 muertos en 3 masacres

Narcotráfico detrás de violencia, coinciden gobierno y analistas

BOGOTÁ, COLOMBIA, 22 AGO 2020 – El asesinato de al menos 17 personas en tres masacres divulgadas en las últimas 24 horas abrió hoy una serie de interrogantes sobre la seguridad en Colombia, sometida por orden del gobierno a restricciones de movilidad en razón a la pandemia.

Una mirada un poco más amplia de las actuales circunstancias que vive Colombia deja ver que en los últimos 12 días se han registrado un total de seis masacres.

El 11 de agosto fueron asesinados cinco niños en un barrio de Cali (suroeste); cuatro días después ocho jóvenes fueron acribillados por hombres armados mientras departían en una fiesta en jurisdicción de Samaniego, departamento de Nariño, frontera con Ecuador.

El 18 de agosto tres indígenas awa fueron asesinados en la población de Ricaurte, también en Nariño; en la víspera se supo de la muerte de cinco venezolanos en zona rural del municipio de Arauca, en el departamento que lleva el mismo nombre en el este del país.

Las autoridades atribuyeron ese crimen a disidentes de las FARC, quienes días antes distribuyeron un panfleto en el que alertaban que atentarían contra los ladrones de ganado en la zona.

La noche del viernes se supo del muerte de seis personas más en El Tambo, departamento del Cauca (suroeste), y hoy el país despertó con otras seis víctimas, este vez en Tumaco, también en Nariño.

Jhon Rojas, gobernador de Nariño, escenario de tres de esas masacres ocurridas en los últimos días, reclamó acciones “contundentes” de parte del gobierno contras las “estructuras delincuenciales” que se han ensañado contra ese departamento.

Urgió, además, por “inversión social” en esa zona del país, junto a una “propuesta importante” frente a la “sustitución voluntaria de los cultivos de uso ilícito”, distinta a la posición del gobierno que propone fumigación de las hectáreas sembradas con hoja de coca como única solución y que coincide con reclamo permanente del gobierno de Estados Unidos.

“La lucha contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la extracción ilegal de minerales, es un deber moral y hay que hacerlo”, afirmó hoy el presidente, Iván Duque, tras reunirse en Cali con las familias de los niños asesinados el 11 de agosto.

Horas antes y tras conocerse de las tres masacres perpetradas en el lapso de las últimas 24 horas, Duque dijo en Twitter que “duelen los muertos que deja la violencia producto de narcotráfico y terrorismo” y volvió a insistir en la retórica de que en su gobierno las tasas de homicidios se han reducido en comparación con los años anteriores.

“Entre 2010 y 2018, nuestro país vivió 189 homicidios colectivos, y entre 2019 y 2020, 34 hechos de esa naturaleza.

Seguiremos combatiendo a disidencias FARC, ELN, Clan del Golfo, carteles y otros”, escribió en esa red social. Añadió: “en 2019, logramos una de las menores tasas de homicidios en cuatro décadas. En 2020 hemos reducido en 11% este delito. Ante presión de Fuerza Pública, Eln, disidencias de Farc y narcotráfico violentan a comunidades. Los seguiremos enfrentando con toda la capacidad del Estado”, insistió.

José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), lamentó los mensajes de Duque.

“Este es un pronunciamiento muy desafortunado porque confunde al público (al comparar 8 años con un año y medio) e ignora la tendencia al aumento en el número de masacres desde 2018. El reto es redoblar esfuerzos para enfrentar esta crisis, no maquillarla”, manifestó Vivanco.

Naciones Unidas informó esta semana que este año se han registrado 33 masacres, sin contar las ocurridas en las últimas horas, y añadió que han sido asesinados 45 defensores de derechos humanos, esta última cifra difiere de las estadísticas de oenegés también de derechos humanos.

Tanto el gobierno como los analistas de la violencia local coinciden que la violencia desencadena este año, pese a las restricciones de movilidad por el arribo del Covid-19, es el producto de las disputas de narcos, guerrilleros del ELN, disidentes de las FARC y organizaciones criminales por el control de territorios y rutas del narcotráfico en el suroeste del país.

En el pasado, el antiguo grupo guerrillero FARC dominaba estas zonas y al ser una fuerza armada dominante imponía las reglas e impedía el avance de otros grupos para disputarse el trasiego de cocaína; tras la firma de la paz y la salida de los rebeldes, estas zonas entraron en disputa pero ninguna de las organizaciones en pie de guerra es capaz de someter a las otras.

Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), aseguró que en medio de ese fuego cruzado están los jóvenes, a quienes esas organizaciones buscan reclutar para engrosar sus filas.

“Hay una ofensiva contra los jóvenes, muchos de ellos sin posibilidades de estudio o de trabajo”, advirtió el analista.

Elías Larrahondo, gobernador del Cauca, otro de los escenarios de las masacres recientes, aseguró este sábado que en la masacre de El Tambo los seis muertos eran jóvenes labriegos.

“Hacemos un llamado al gobierno para que haga esa presencia institucional con la fuerza pública, pero también con la inversión social para que garanticemos la vida de los ciudadanos en este departamento”, reclamó el mandatario. (ANSA).