La peste aún azota EEUU, pero vira hacia el sur

Brasil es el nuevo foco, Sudamérica en lucha. También África

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS, 23 MAY 2020 – La pandemia de coronavirus continúa galopando con fiereza a Estados Unidos, como lo demuestra el inquietante número de víctimas, que ya roza los 100 mil. La noticia es que está tomando otra dirección, virando hacia el sur del mundo, con un crecimiento récord en Brasil, lo que hace de América Latina el nuevo incendio.

El flagelo también aumenta en Africa, mientras que en China, donde comenzó todo, se registran cero casos de infectados por primera vez. Europa, en el proceso de recuperación lenta, sin embargo, ha superado el límite de 2 millones de infecciones sobre 5,2 millones a nivel mundial.

Brasil compite con Rusia por el segundo lugar por el mayor número de infecciones, pero alarmante es la velocidad de propagación del Covid-19: más de 20 mil casos nuevos y mil muertes en un día, 330 mil enfermos y 21 mil víctimas en el gigante sudamericano. A pesar de la negación sustancial de su presidente, Jair Bolsonaro, el país es la banda de rodamiento de América Latina, que con 670 mil infecciones y 37 mil muertes ha sido definida por la OMS como el nuevo epicentro de la pandemia.

También Africa está en una zona roja, pues ha superado las cien mil infecciones. Aunque, señala la OMS, el virus “parece haber tomado un camino diferente” en el continente negro, con un número aún limitado en comparación con 1.300 millones de personas. Probablemente gracias también a la media de edad, con muchas personas muy jóvenes. Y, sin embargo, advierte el organismo de la ONU, las tasas de prueba siguen siendo bajas en comparación con otras áreas, por lo que existe el riesgo de que se subestimen las cifras de infectados y sean en realidad muchos más.

Europa ha cruzado el umbral de 2 millones de infectados, pero lentamente recobra la respiración. Además de Rusia, donde la epidemia se desarrolla a un ritmo de 10 mil casos nuevos por día, en otros países, la retirada del virus está permitiendo un retorno gradual a la normalidad. “Lo peor ya pasó”, dijo el primer ministro español Pedro Sánchez, que reabrirá el país a los turistas extranjeros el 1 de julio y el 8 de junio reiniciará el campeonato de fútbol, una de las ligas más populares del mundo. En Italia, se miran con confianza los números en esta primera semana de apertura casi total y en Francia los servicios religiosos se han reanudado, aunque con máscaras y distanciamientos. Otras señales alentadoras provienen de los países más pobres y vulnerables de Europa, como Grecia, Albania, Rumania y Bulgaria, donde se registran las tasas de mortalidad más bajas.

Quizás porque cerraron todo muy temprano para no socavar sus frágiles sistemas de salud. En Gran Bretaña, por otro lado, todo permanece tenso y con cuidados, a partir de la crisis de casi 37 mil muertes (peor solo en los Estados Unidos), y los turistas tendrán que ponerse en cuarentena para visitar la isla. El primer ministro Boris Johnson está aún más presionado por su brazo derecho, Dominic Cummings, quien fue sorprendido violando el aislamiento para viajar fuera de Londres a pesar de los síntomas de la infección. Sin embargo, la alerta en el Viejo Continente sigue siendo alta en todas partes, por temor a las segundas oleadas. Por ejemplo, hubo más de 40 personas infectadas después de una misa en Frankfurt hace dos semanas, poco después de la reapertura de las iglesias.

En el resto del mundo, los cero nuevos casos registrados en China, el primer brote de la pandemia, son emblemáticos: un “hito estratégico importante” celebrado por el gobierno, incluso si esta cifra no tiene en cuenta los nuevos enfermos sin síntomas. Por el contrario, Estados Unidos, que durante semanas ha sido el país más impactado del mundo, se acerca a cien mil muertes y, según los expertos, el número está subestimado, pueden ser muchos más. Para la Casa Blanca, sin embargo es al revés, son cifras infladas por muertes devenidas por otras causas. Nada nuevo para Donald Trump, quien cabalga en el deseo de reapertura de los estadounidenses. El presidente regresó a los campos de golf para mostrar que el país está un regreso a la normalidad. (ANSA).