
NUEVA YORK, 10 de noviembre de 2025 (AP) — Un narcotraficante convicto al que el presidente Donald Trump le había concedido el indulto fue enviado de vuelta a prisión federal el lunes por violar los términos de su liberación después de ser acusado de varios delitos nuevos.
Jonathan Braun fue condenado a 27 meses de prisión. Este hombre de Long Island había sido acusado de agredir a una enfermera de un hospital con un soporte de suero y amenazarla de muerte, gritarle a un miembro de su sinagoga, manosear a la niñera de su familia y evadir el pago de peajes de puentes.
Braun, hablando en una audiencia en un tribunal federal de Brooklyn a la que asistieron familiares y simpatizantes, pidió disculpas a sus víctimas y seres queridos, quienes, según reconoció, habían intentado ayudarlo con sus problemas de abuso de sustancias y de salud mental antes de que perdiera el control.
“No tengo a quién culpar sino a mí mismo”, dijo.
Braun también agradeció a la jueza Kiyo Matsumoto por ordenar su detención tras su arresto a principios de este año, diciendo que los últimos siete meses encerrado en una cárcel federal de Brooklyn “me salvaron la vida” al ayudarlo a mantenerse sobrio.
Matsumoto, por su parte, dijo que esperaba que las “expresiones de remordimiento” de Braun y sus promesas de “llevar una vida respetuosa de la ley” fueran de buena fe, señalando que muchas de las personas a las que había perjudicado ya lo habían perdonado.
Braun fue condenado a 10 años de prisión federal en 2019 tras declararse culpable de cargos relacionados con drogas. Cumplió aproximadamente un año de cárcel antes de que Trump conmutara su pena en los últimos días de su primer mandato, en enero de 2021. Braun fue liberado, pero el resto de su condena se mantuvo intacta, incluyendo la obligación de pagar una multa y no delinquir.
Braun había sido un miembro de alto rango de un grupo internacional que introdujo de contrabando más de 100.000 kilogramos (220.460 libras) de marihuana desde Canadá a Estados Unidos, según declararon en aquel momento los fiscales federales.
La ex niñera de Braun, que vivía con él, asistió a la audiencia del lunes por teléfono y pidió a los fiscales que leyeran su declaración en el tribunal.
En ella, afirmó estar “agradecida de que se hubiera hecho justicia”, ya que no solo había perdido su trabajo, sino que también había “sufrido un profundo trauma emocional” que le dejó “problemas de confianza permanentes”.
La agencia Associated Press no identifica a las personas que dicen ser víctimas de abuso sexual a menos que ellas mismas decidan hacer públicos sus nombres.
Edward Miller, el feligrés de la sinagoga a quien Braun supuestamente amenazó, recordó cómo Braun había desatado una “furiosa” provocada por las drogas en su acomodada comunidad de Long Island, “enloqueciendo por todas partes”.
Aun así, consideraba que un tiempo adicional en prisión solo empeoraría su condición, la cual creía que se trataría mejor en un entorno de tratamiento profesional.
“No es un delincuente peligroso”, dijo Miller. “Es un hombre enfermo”.
Los fiscales habían solicitado una condena de cinco años, la pena máxima permitida, argumentando que la “conducta descarada y violenta” de Braun había “causado miedo y terror en sus víctimas” y demostraba que seguía siendo un “grave peligro para la comunidad”.
“Este acusado ha tenido muchísimas oportunidades”, dijo en el tribunal la fiscal adjunta de Estados Unidos, Tanya Hajjar.
Pero la defensora pública federal de Braun, Kathryn Wozencroft, abogó por su liberación inmediata, diciendo que ha tomado medidas para reconstruir su vida mientras estaba tras las rejas, incluyendo reuniones con un psiquiatra y conversaciones con un rabino dos veces por semana.
Según ella, la conducta de Braun estuvo motivada por “una crisis psiquiátrica bastante significativa” alimentada por drogas alucinógenas.
En enero, según los fiscales, Braun insultó al personal del departamento de emergencias de un hospital de Long Island, agarró un soporte de suero que estaba conectado a su brazo y lo golpeó cuando ella se acercó e intentó calmarlo.
En febrero, según la fiscalía, Braun entró en la habitación de la niñera de sus hijos, la rodeó con un brazo por la cintura y con el otro la sujetó por el cuello antes de agarrarle los pechos y acosarla sexualmente. La niñera declaró ante el tribunal que las acciones de Braun la incomodaron tanto que se encerró en el baño, llamó a su marido y le pidió que avisara a la policía.
En marzo, según la fiscalía, Braun agarró y amenazó a un feligrés que le pidió silencio durante un servicio religioso en la sinagoga. Tras alejarse unos diez minutos, Braun supuestamente se le acercó de nuevo, le apretó el brazo derecho con fuerza y le preguntó: “¿Sabes quién soy?” y “¿Sabes lo que podría haberte hecho?”.
Las infracciones de Braun no terminaron ahí. El verano pasado, según la policía, evadió el pago de peajes de puentes al menos 40 veces mientras conducía sus autos de lujo, acumulando 160 dólares en tarifas impagas.
Según los fiscales, también dejó de pagar la multa que le impuso el tribunal a pesar de vivir en una casa multimillonaria, conducir vehículos de lujo y tomar vacaciones internacionales.
