Golpe a Putin, Kiev recuperó Lyman

Masacre de niños en Járkov. Ataque a una caravana de civiles

ROMA, 1 oct. 2022.- Apenas veinticuatro horas después de la ceremonia en el Kremlin por la anexión de Donbás y las regiones de Jerson y Zaporiyia, se informó que el ejército ucraniano recuperó Lyman, uno de los centros estratégicos para el control del distrito de Donetsk.

Las fuerzas de Kiev volvieron a ondear su bandera amarillo-azul tras cercar a los cinco mil soldados rusos destacados en la ciudad, obligándolos a otra sensacional retirada.

“Debido a la amenaza de ser rodeados, las tropas aliadas se retiraron de Krasny Lyman a posiciones más ventajosas”, admitió el Ministerio de Defensa de Moscú, ofreciendo una explicación táctica de la dura derrota, con un guion que sigue al de hace unas semanas, tras la huida de sus contingentes de la región de Jarkóv.

Ahí mismo, se descubrió una nueva masacre de civiles, con al menos 24 muertos, incluidos 13 niños y una mujer embarazada.

“El ejército ucraniano está sufriendo pérdidas considerables pero continúa avanzando”, confirmaron comandantes rusos.

La derrota de Lyman marcó un nuevo golpe militar y de imagen al ejército de Vladimir Putin. Y en cuanto a la retirada de Jarkóv, el enfrentamiento interno comenzó de inmediato.

De hecho, el líder checheno, Ramzan Kadyrov, volvió a señalar con el dedo a los líderes del ejército de Moscú, lanzando fuertes acusaciones a los generales que dirigieron la campaña en esa zona.

“En mi opinión -escribió en Telegram- deberían tomarse medidas más drásticas, hasta la declaración de la ley marcial en las zonas fronterizas y el uso de armas nucleares de bajo potencial”.

Las palabras hacen temer represalias, tras la advertencia del Kremlin sobre la defensa de las regiones anexionadas con las mismas herramientas que usaría para proteger sus fronteras reconocidas.

Por otro lado, Kiev lamentaba otra masacre de civiles, después de la de Zaporiyia.

Un convoy de siete autos recibió disparos cuando intentaba huir de las áreas controladas por Rusia en el este del país.

Otra venganza firmada por un enemigo en ruta que deja tierra arrasada tras los bombardeos y la violencia indiscriminada desatada en las últimas semanas.

Según los servicios de seguridad ucranianos, el ataque tuvo lugar en la llamada “zona gris” entre la ciudad “ocupada” de Svatove en Lugansk y la de la “liberada” Kupyansk en Jarkón, separadas por unos sesenta kilómetros: un camino que el grupo que intentaba cruzar cuando fue víctima de la emboscada, ocurrida el pasado martes.

“Los rusos dispararon contra civiles casi a quemarropa”, acusó el gobernador Oleg Synegubov, denunciando “un acto cruel que no se puede justificar”.

Mientras las redadas en Ucrania no cesan, una fuerte explosión ocurrió en Crimea, en la zona del aeropuerto militar de Belbek, cerca de Sabastopol, donde supuestamente un avión ruso se incendió tras salirse de la pista.

Las tensiones también continúan en la otra región recientemente anexada de Zaporiyia.

El operador nuclear de Kiev, Energoatom, denunció la detención del director de la central nuclear Igor Murashov.

Según Petro Kotin, presidente de la empresa, “las fuerzas rusas lo detuvieron” el viernes por la tarde “cuando iba de la estación a Energodar, le vendaron los ojos y se lo llevaron”.

Un episodio sobre el que la Agencia Internacional de Energía Atómica también pidió aclaraciones a las autoridades de Moscú, según las cuales fue “detenido temporalmente para ser interrogado”.

Pero para Kiev, el objetivo real es transferir la planta de energía bajo el control de la empresa rusa de energía atómica Rosatom, obligando a los trabajadores ucranianos a convertirse en sus empleados. (ANSA).