PARÍS, FRANCIA, 28 0CT. 2021 — Cerca de París, un vertedero ilegal formado en el bosque de Bernouille es la muestra de una problemática medioambiental que toca a Francia. Estos lugares se han convertido en un negocio muy lucrativo, en el que, por debajo de la ley, empresas y personas cobran a terceros por deshacerse de sus desechos. En el país europeo, solo en 2020, al menos 80.000 toneladas de basura fueron lanzadas a la naturaleza.
Un camino de basura. Es en lo que se ha convertido el bosque de Bernouille, a solo 20 kilómetros de París. Allí, en medio de la naturaleza, van a parar muchos de los desechos de la capital, de manera ilegal.
La situación se ha vuelto crítica, según denuncia el colectivo ciudadano “La Brigada Ecologista”. En la medida en que, diariamente, llegan toneladas de desechos de personas que se aprovechan de aquellos que no están dispuestos a pagar los servicios de vertedero. Sus tarifas varían entre los 12 y los 115 euros por desechos industriales.
El negocio se ha convertido en un negocio que da importantes ganancias. Incluso algunas personas aceptan recibir los desechos de manera ilegal, obteniendo entre dos a cuatro euros por cada tonelada.
Es así que Didier Delpeyrou, fundador del colectivo ambientalista afirma que el traslado ilegal de los desechos produce mucho dinero. “Varias decenas de millones de euros”, asegura.
“La Brigada Ecologista” visita la zona y busca evidencias de las actividades que se desarrollan en dichos basureros ilegales, que también se han constituido en una de las causas del calentamiento global.
Así lo asegura Alice Elfassi, responsable de los asuntos jurídicos de Zero Waste France, quien afirma que el 20% de las emisiones de metano provienen de los vertederos. Un proceso altamente contaminante que surge de la fermentación de los desechos abandonados y que acaba desprendiendo un gas con efecto invernadero, casi 25 veces más potente que el CO2.
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