Estado Islámico levanta cabeza Siria e Irak

Recrudecen ataques por supremacía en yihad global

BEIRUT, LÍBANO, 13 SEP. 2021 — A la luz de la afirmación de los talibanes en Afganistán, y del resurgir de los grupos qaedistas en Medio Oriente, el Estado Islámico intenta recuperar terreno en la competencia por la supremacía de la yihad global, a partir de un endurecimiento de ataques y acciones violentas cometidas entre Irak y Siria.

Es en estas regiones donde los milicianos del autodenominado Estado Islámico hallan terreno fértil para conseguir seguidores y reforzar su base de consenso.

“El Estado Islámico volvió a ser un actor protagonista en las dinámicas del conflicto sirio”, refirió el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, publicando un mapa sobre el reparto territorial de Siria de parte de los diversos actores políticos y militares.

Y en Irak volvieron a circular las filmaciones cruentas de personas decapitadas por los combatientes del Estado Islámico tras un ataque cometido en la zona de Kirkuk, al norte de Bagdad, contra una patrulla de la policía.

El Estado Islámico reivindicó ataques contra instalaciones eléctricas en la zona de Nínive y otras acciones al sur de Mosul, que fuera capital deL Califato de 2014 a 2017.

El grupo había surgido como fenómeno local y medio-oriental entre 2013 y 2014, a partir de una costilla de los movimientos qaedistas iraquíes y luego sirios, reforzados en el contexto de la guerra intestina y regional siria.

En poco tiempo, el Estado Islámico había conseguido afirmarse como pseudo-entidad estadual en vastos territorios entre el Eufrates, en Siria, y el Tigris, en Irak.

Y entretanto se había convertido en un fenómeno global, atrayendo a decenas de miles de aspirantes a yihadistas de todos los rincones del planeta, llevando a cabo acciones terroristas en varias ciudades del mundo y reuniendo adhesiones de varios grupos de la galaxia yihadista del Océano Atlántico al Indico.

La coalición internacional encabezada por Estados Unidos, sin embargo, anunció la derrota militar del Estado Islámico en Irak en diciembre de 2017, y en Siria en la primavera de 2019.

Pero esto no decretó el fin de los varios fenómenos de insurrección yihadista tanto en Siria como en Irak, donde la gente está abandonada desde hace décadas al empobrecimiento y la marginación política, convirtiéndose en fácil rehén de visiones extremistas y violentas.

Como subrayó el Observatorio Sirio, si bien el Estado Islámico controla formalmente solo el 1% del territorio sirio, en los últimos días a lo largo del valle del Eufrates se intensificaron los ataques contra militares gubernamentales y rusos, y contra milicianos kurdo-sirios apoyados por Estados Unidos.

Un soldado ruso fue muerto por una bomba que estalló al paso de la patrulla militar al sur de Raqqa. Y pese a los repetidos ataques aéreos de Moscú en la zona, el Estado Islámico sigue operando y atacando.

Así como hizo en los últimos días en la periferia de Palmira, la ciudad conocida no solo por las ruinas de época romana, sino también por haber sido escenario de la propaganda mediática del Estado Islámico, que la dominó durante los años pasados.

Y mientras los talibanes tratan, mediante Qatar, con las potencias internacionales y los qaedistas basados en el noroeste de Siria, rivales del Estado Islámico, desde hace tiempo pactaron con los servicios de seguridad turcos y negocian, mediante Ankara, con Moscú y Damasco, el Estado Islámico en Siria e Irak levanta la cabeza y elige el camino de la yihad maximalista. (ANSA).