Más de 380 palestinos heridos por el Ejército israelí, en el marco de un nuevo asentamiento judío

ISRAEL, 19 JUN. 2021 — Asentamiento en Eviatar y vacunas casi caducadas: estos dos hechos marcaron la jornada del viernes en Israel y Palestina. Por el primero hubo protestas debido a la construcción de un asentamiento judío que no fue autorizado por la ley israelí, lo cual derivó en violencia contra más de 380 palestinos. Por el segundo, la Autoridad Nacional Palestina rechazó recibir las dosis contra el Covid-19 pactadas con Israel, ya que estas están a punto de expirar y no cumplen con lo acordado.

Tras un breve cese de la violencia, que inició en mayo entre el Ejército de Israel y Hamás –que controla la Franja de Gaza– y se frenó al cabo de once días, los israelíes y palestinos han reanudado su eterna lucha.

Este viernes, los choques tuvieron lugar en la Cisjordania ocupada, a causa de un nuevo asentamiento judío, no autorizado por el Gobierno de Israel, pero que representaría una prueba para la Administración del nuevo primer ministro Naftali Bennett, ferviente partidario de los asentamientos en la zona.

En total, se registraron 386 heridos, residentes de los municipios cercanos de Beita y Beit Dajan. De estos, al menos 286 sufrieron inhalación de gas lacrimógeno, 55 recibieron impactos de balas de goma, 38 registraron quemaduras y caídas, y siete recibieron el impacto de bombas de gas, según informó la Media Luna Roja de Palestina.

En los últimos días, cuatro palestinos han muerto en diversos enfrentamientos entre residentes de Beita y Beit Dajan con las fuerzas israelíes, incluidos dos adolescentes de 15 y 16 años en incidentes separados.

Los palestinos arrojaron piedras a las tropas y quemado franjas de tierra, mientras que los militares israelíes respondieron con municiones antidisturbios y balas reales.

Eviatar, el nuevo asentamiento que revive la propiedad de la tierra

Pese a no haber sido aprobado por las autoridades israelíes, en tan solo un mes cerca de 50 familias judías se han establecido en la zona. Su ocupación ha hecho crecer el asentamiento a un ritmo vertiginoso.

Eviatar ya cuenta con edificios de ladrillo, una estación de autobuses, una yeshivá (un centro de estudios de la Torá y el Talmud) e infraestructura para la electricidad y el suministro de agua.

La movida ha despertado la furia de los palestinos que están en la zona. El territorio sobre el que ha sido levantado perteneció históricamente a las aldeas palestinas adyacentes de Beita, Kablan y Yitma, aunque a los residentes se les ha prohibido el acceso a la zona. El Ejército israelí alegaba “razones de seguridad”.

Sin embargo, los colonos judíos sostienen que el sitio se encuentra en el Área C, que está bajo el control civil y de seguridad israelí, por lo que aseguran que ostentan sus derechos.

Pero también han reconocido que el asentamiento sirve para evitar la contigüidad entre las aldeas palestinas circundantes, al tiempo que conecta con otros asentamientos judíos.

“A cualquiera que hable de legalidad, me gustaría señalar que hay 80 casas ilegales construidas por árabes alrededor de Eviatar como parte de sus esfuerzos por controlar el Área C”, señaló recientemente Yossi Dagan, jefe del Consejo Regional de Samaria.

Aunque el nuevo primer ministro de Israel es partidario de los asentamientos en Cisjordania, el pasado domingo el jefe del Comando Central del Ejército israelí emitió una “orden de demarcación” que prohíbe la construcción adicional en Eviatar y ordena a los colonos que abandonen el sitio y retiren sus pertenencias la próxima semana.

Hasta ahora, la propiedad de la tierra aún no se ha determinado y el destino final del lugar sigue siendo incierto.

No obstante, la violencia alrededor de Eviatar se produce en medio de un repunte generalizado de las hostilidades habituales en toda Cisjordania y en Jerusalén Este ocupado.

Allí, en esta misma jornada, los palestinos protestaron después de las oraciones del viernes en el recinto de la mezquita de Al-Aqsa –el tercer lugar más sagrado del islam– y encararon brevemente a la policía israelí, lo que dejó al menos tres manifestantes heridos.

La Autoridad Nacional Palestina rechazó la donación de vacunas israelíes

En otro capítulo de discrepancias entre israelíes y palestinos, en las últimas horas la Autoridad Nacional Palestina (ANP) canceló un acuerdo para recibir vacunas contra el Covid-19 por parte de Israel.

Las dos partes habían anunciado un pacto de intercambio de antídotos, con el que Israel enviaría hasta 1,4 millones de dosis de Pfizer/BioNTech a las autoridades palestinas, a cambio de que estas enviaran un número recíproco de dosis a fines de este 2021.

El plan se vino abajo cuando, según el ministerio de Salud de la Autoridad Palestina, se percataron que las dosis expirarían más pronto de lo anunciado por Israel. Las habían aceptado para ayudar a acelerar el proceso de inmunización en Gaza.

“Nos dijeron que la fecha de vencimiento era en julio o agosto, lo que permitiría mucho tiempo de uso (…) Pero (el vencimiento) resultó ser en junio. No es tiempo suficiente para usarlos, así que los rechazamos”, dijo el ministro de Salud de la Autoridad Palestina, Mai Alkaila.

Grupos de derechos humanos han criticado a Israel, que lideró una de las campañas de vacunación más rápidas del mundo que ya le ha permitido a sus ciudadanos volver a la normalidad, al tiempo que hay un enorme contraste en las vecinas zonas palestinas como Cisjordania y Gaza, territorios que permanecen controlados por Israel.

Las autoridades israelíes argumentan que, según los acuerdos de paz de Oslo, el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina es el responsable de vacunar a las personas en Gaza y partes de Cisjordania donde tiene un autogobierno limitado.

France24, con Reuters, EFE y AP