Un fiscal federal asegura que advierten “miedo” en los barrios vulnerables donde el narcotráfico penetró y generó una “enorme problemática social”

BAHÍA BLANCA, BUENOS AIRES, ARGENTINA, 2 MAY. 2021 — El fiscal federal Santiago Martínez, con vasta experiencia en la materia, explicó en una nota publica hoy por el diario La Nueva, de la ciudad de Bahía Blanca, en el marco de la causa que se le sigue a los hermanos Vidal Ríos, de qué manera se transformó el negocio de la droga en la ciudad y qué agravantes se observan hoy.

En enero de 2014, cuando la ciudad se conmocionaba por la detención de Juan Ignacio Suris en el departamento de su exnovia, la vedete Mónica Farro, el abogado Mariano Bernárndez, quien había asumido la defensa del bahiense, lanzaba una frase fuerte pero de verdad relativa: “Es una causa de drogas sin drogas”.

El fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez cree que ese tipo de afirmaciones no hacen más que conformar un “slogan falso” que distorsiona la realidad que se vive en la lucha contra el narcotráfico.

Con 30 años de experiencia en la materia, Martínez advierte que el negocio fue mutando y que hoy ya no es igual al del tiempo de Suris. Y que antes también era distinto.

Para entender la problemática que hoy nos aqueja es necesario conocer cómo fue la evolución del mercado en las últimas décadas.

“Hace muchos años, la mayoría de los casos que existían en Bahía eran de personas que tenían el estupefaciente con la necesidad de comercializarlo, de efectuar una venta al menudeo por lo general. Traían la droga de Mar del Plata o el Gran Buenos Aires y actuaban bajo una modalidad cuentapropista, con estructura muy precaria”, explica el fiscal.

Una segunda etapa marcó bandas “medianamente organizadas”, cercanas a lo que hoy se conoce como “cartelización”, lo cual incluye “fases de trabajo, estructura, logística y connivencia con fuerzas de seguridad”.

“Esto lo hemos acreditado por primera vez con la causa de Suris e impone un trabajo mayor de valoración de prueba”, afirma.

Cuando se dice “causa de droga sin droga” se parte de una premisa incorrecta, remarca.

“Quien está en la cúpula de la organización no es quien detenta la droga, ni tampoco los segundos. Generalmente se detecta en ‘las bocas de expendio’, que son las puntas más vulnerables. La droga no la vamos a encontrar en cabeza de los líderes, salvo que los sorprendamos en el preciso momento de descarga, siempre va a estar en los últimos eslabones”, sostiene Martínez.

Con y sin arraigo

La tercera etapa se advierte desde 2012 a la actualidad, con una mayor complejidad de acción criminal que se traduce en un fuerte impacto en los tejidos sociales más vulnerables.

Con la investigación que se le sigue a los Vidal Ríos -amplía- comenzaron a ver definidamente lo que se denomina “cartelización con arraigo local”.

“En los últimos 8 años hubo un cambio claro de paradigma. Del cuentapropismo se pasó a un comercio con organización piramidal, de mandos intermedios y esto fue evolucionando hacia un arraigo”, describe.

Según el fiscal federal, está acreditado en la causa que los hermanos acusados -uno de ellos detenido en los últimos días y el otro prófugo- “se valieron de chicos jóvenes, de barrios de condición vulnerable, que consumen y luego se hacen ‘trafiadictos’ o ‘soldaditos’, es la mano de obra que usan como punteros, para vender la droga”.

Cambio de abordaje

El gran desafío hoy para los investigadores es acreditar el comercio. La tenencia de droga se puede probar con la mera posesión, pero la tenencia para comercializar -artículo 5 de la ley 23.737- tiene detrás una estructura más compleja que desentrañar.

Por ese motivo, y como lo hicieron los narcotraficantes, también cambiaron algunas tácticas de trabajo, por las dificultades probatorias que se presentan.

“Nos valemos de investigaciones de tiro más largo y con poca gente, con estricta reserva, para tratar de evitar filtraciones”, explica.

De todas maneras, en el caso de Vidal Ríos, al momento de los 29 allanamientos que se realizaron a fines de febrero, se cree que fueron alertados.

 “También tiene que ver con esa ‘cartelización’ que mencionamos. Fueron avisados y rápidamente ocultaron la droga, aunque hubo muchos procedimientos y algunos en lugares donde ellos pensaron que no íbamos a llegar”, agrega.

Para Martínez es necesario entender que, si se quiere abordar seriamente la problemática que se está dando en la ciudad, “el trabajo deberá ser mayor”.

“Siempre vamos a encontrar droga en manos del puntero y no del cuadro jerárquico. Debemos enlazarlos a partir del flujograma de la organización, de los contactos, de la mecánica de acción, de la operatoria y con las tareas de inteligencia, escuchas telefónicas y otras herramientas que tenemos a mano”, remarca Martínez.

“Hay vecinos silenciosos, aunque aplauden”

Reclutamiento. El fiscal federal asegura que advierten “miedo” en los barrios vulnerables donde el narcotráfico penetró y generó una “enorme problemática social”. En el caso de los Vidal Ríos “lo pudimos advertir, con el reclutamiento de chicos”.

Apoyo. “Hay vecinos que tienen temor de hablar, son silenciosos aunque, en el fondo, aplauden porque hay muchas madres que han visto a sus hijos en convertirse en adictos a las drogas y la falta de salidas laborales y de otras cuestiones hacen que sea tierra fertil para los narcos”, opina el doctor Martínez. 

Trayectoria. Martínez, entre 1991 y 2009, fue secretario de instrucción en la Justicia Federal. Desde 2009 a 2015 fue juez federal subrogante de los dos juzgados locales y a partir de octubre de 2018 se desempeña como fiscal federal.

Quiénes son los hermanos Vidal Ríos: los supuestos jefes de la organización

Se trata de Ricardo José Miguel (36) y Adrián Ángel Ariel Vidal Ríos (42), quienes tienen como lugar de referencia el barrio Los Almendros y cuentan con fuerte prontuario policial y judicial.

En las propiedades familiares ubicadas en Vieytes al 2900 se realizaron 3 de los procedimientos ordenados por el Juzgado Federal N° 1 y que, en general, permitieron la detención de 10 personas, el secuestro de cocaína y marihuana, celulares, documentación, autos y otros elementos de prueba. 

Ricardo, conocido como “Richard”, y especialmente Adrián, a quién apodan “Sugus”, presentaban una actividad bastante intensa en las redes sociales, especialmente con la publicación de fotos, como algunas que se tomaban con autos de alta gama.

Y desde hace muchos años se los vincula con el comercio de drogas, entre otros delitos.

De hecho, el fiscal Santiago Ulpiano Martínez reconoció ayer, en declaraciones a lanueva.com, que se trata de una organización “más ‘pesada’ que la de Suris”, en relación al exnovio de la vedete Mónica Farro, que tiene que volver a juicio acusado de ser jefe de una banda dedicada al narcotráfico.

Los dos Vidal Ríos también fueron sospechados por portación de armas y diversos delitos contra la propiedad, algunos en las modalidades de “patachorros” y asaltos a punta de pistola, y de hecho al menos Ricardo recibió una condena a 4 años de prisión, en 2014, por un robo de esas características.

El caso Pelayes

Incluso en 2009 el menor de los hermanos había sido vinculado -y llegó a ser el primer detenido- por el homicidio en ocasión de robo de Ricardo Pelayes, un trabajador de un corralón cercano a su domicilio, aunque finalmente fue desligado de la causa.

En ese juicio hubo policías que declararon que la noche anterior al hecho los Vidal Ríos habían estado reunidos con Claudio Morales quien, finalmente, fue condenado a 25 años como autor material del crimen.

Su relación con la policía siempre ha sido muy tensa y dificultosa, muchas veces por resistencia a los allanamientos u operativos cuando eran detenidos y otras por denuncias cruzadas sobre supuesto abuso de autoridad o “plantación” de pruebas.