Chuck Schumer, el hombre de las mil caras que Biden necesita para gobernar

WASHINGTON, EE. UU., 30 ABR 2021 — El líder de la mayoría en el Senado es la pieza indispensable para que Joe Biden pueda cumplir con su plan de Gobierno. Chuck Schumer es carismático y destaca por saber actualizarse políticamente según la tendencia ideológica del momento. Con esas aptitudes tendrá que convencer a su partido y a republicanos, para poder aprobar las principales leyes demócratas.

Cuentan que Chuck Schumer, líder de la mayoría en el Senado de Estados Unidos, se sitúa a sí mismo en el punto 75, en una escala del 0 al 100, que va de conservador a liberal. Una pregunta que suele hacer a los candidatos para formar parte de su equipo.

Un centro dentro de la izquierda que, a veces, lo moldea hacia el progresismo, y, en otras, hacia posturas más moderadas. De hecho, el veterano político ha pasado por una reconversión constante: de ser un “demócrata de la ley y el orden”, en sus principios, pasó a “centrista enojado” y defendió habitualmente a los poderes de Wall Street, a los cuáles se enfrenta ahora.

“Un buen funcionario electo observa las necesidades de las personas a las que representa y hace todo lo posible para ayudar a resolver esas necesidades”, dijo Schumer en una entrevista cuando se le preguntó sobre su evolución desde que llegó al Senado.

Esta forma de surfear la ola durante toda su carrera le ha llevado a estar a favor de la guerra de Irak, en contra del pacto nuclear de Irán, en contra del matrimonio homosexual en 1996 y hasta a apoyar una valla fronteriza entre Estados Unidos y México.

Sin embargo, en su carrera también ha liderado propuestas como la investigación de asesinatos de niños negros, la lucha por la vivienda pública y ha estado a favor del aborto y en contra de las armas de asalto.

Un extraño equilibrio que le llevan a ser amigo y miembro del mismo equipo de trabajo del senador demócrata más conservador, como Joe Manchin, de West Virginia, y hasta del más progresista, como Bernie Sanders, de Vermont.

Schumer tiene una personalidad muy querida dentro del Senado. Él mismo asegura que se sabe el número de todos los miembros de su equipo, a los que asegura que ama. Cada día conversa con entre 15 y 20 senadores demócratas; un don de gentes que le dota de una gran habilidad para leer sus estados de ánimo y lograr buena comunicación con todos ellos.

Por todo esto, el líder de la mayoría siempre ha sido considerado un gran portavoz de partido, además de un excelente estratega de campañas. Sus colaboradores cuentan que siempre busca lo mejor para una familia inventada por él mismo llamada O’Reily. Una familia de clase media, no muy politizada, pero que conversa mucho. Ellos son a los que quiere convencer. 

Los planes de Joe Biden dependen de Chuck Schumer

Ese liderazgo humano le ha llevado, primero, a ser líder de la minoría del Senado en la convulsa época de Donald Trump. Un difícil papel, tras el que le ha llegado su oportunidad de maniobrar la agenda del presidente Biden, en un Senado polarizado con 50 escaños demócratas y 50 republicanos. Pero, además, con unos demócratas que van de posiciones progresistas a moderadas, que contrastan con una oposición republicana generalmente unida.

Sin embargo, aunque desde el progresismo desconfíen de sus posturas políticas, cuenta con gran apoyo del partido, incluido el presidente: “Nunca he visto a nadie trabajar con tanta habilidad, habilidad y paciencia, con la determinación de entregar una pieza legislativa tan importante”, dijo Biden sobre Schumer.

Con el control demócrata de la Cámara de Representantes y al ser el partido gobernante, Schumer puede decidir la prioridad legislativa y las propuestas que se bloquean. 

De momento, ha conseguido convencer a su partido para pasar los 1.900 millones de dólares de estímulo, en una ayuda de emergencia y de esfuerzo contra la pobreza de mayor alcance. Lo hizo tras 11 horas negociando con el senador conservador demócrata Joe Manchin III. Un primer punto en una agenda ambiciosa y difícil.

Sin embargo, esta votación se decidió por mayoría simple, algo no habitual. Prácticamente todas las leyes necesitan de una mayoría de 60-50 para poder aprobarse, por lo que necesitarán apoyos republicanos.

En el horizonte, tras los primeros 100 días del Gobierno Biden, la Ley de Infraestructuras y Empleos, con la que los demócratas pretenden abordar el cambio climático, la desigualdad económica y la justicia racial.

Más difícil lo tendrá en la Ley de Migración, el gran reto de la legislatura Biden y que no cuenta ni siquiera con el apoyo de todos los demócratas.

Una longeva carrera de grandes logros

70 años y casi 50 en política. Primero, en 1974, escogido en la Asamblea de Nueva York, después, en 1981, en la Cámara de Representantes, y, finalmente, en, 1999, en el Senado. Nunca ha perdido una elección.

A sus espaldas, una gran lista de hitos: fue con 23 años la persona más joven, tras el expresidente Theodore Roosevelt, en ocupar un asiento en la Asamblea de Nueva York; es el primer líder de la mayoría, precisamente, de Nueva York, y, también, el primer judío.

De hecho, en el asalto al Capitolio del 6 de enero, algunos atacantes preguntaron en voz alta por el “gran judío”. Y es que no es raro escuchar expresarse en yiddish al senador, de forma pública.

El expresidente Donald Trump se ha burlado de él llamándolo ‘Cryin ‘Chuck’ (Llorón ‘Chuck), después de que el líder demócrata hubiese llorado en el pasado en una conferencia de prensa.

Un sentimentalismo que no ha escondido: su entorno explica que lloró en la película ‘Liberen a Willy’ y sus hijas abandonaron el cine avergonzadas.

France24