Peligros para quien vive cerca de cúmulos de escoria
ROMA, ITALIA, 1 ABR 2021 — La deforestación, la expulsión de las poblaciones indígenas para hacer lugar a la extracción de petróleo o la contaminación del agua potable por fluidos refluentes en Estados Unidos y Sudán son algunos de los casos más notables de “injusticia ambiental” que se padecen hoy en el mundo.
Junto a ellos, los problemas de salud entre las comunidades afroamericanas que viven cerca de las refinerías de petróleo del Golfo de México, o los riesgos profesionales que involucran a unos dos millones de recolectores de residuos en la India.
Son solo algunos de los ejemplos de “injusticia ambiental” listados en el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUA) “Environmental Justice Impacts of Plastic Pollution” (El impacto de la polución del plástico en la justicia ambiental), que subraya la importancia de involucrar a las comunidades locales en los procesos de decisión concernientes a la producción del plástico, el uso y el tratamiento de residuos.
La contaminación por plástico, subraya la investigación, afecta de modo desproporcionado a las comunidades marginadas y a quienes viven cerca de los sitios de producción y tratamiento de desechos de plástico, lo que representa una “injusticia ambiental”.
Los desechos de plástico no solo amenazan los medios de subsistencia de las personas que dependen de los recursos marinos para su trabajo, sino que pueden llevar a una serie de problemas de salud para los consumidores de pescado y frutos de mar llenos de microplásticos y nanoplásticos tóxicos.
El desafío de los desechos plásticos, exacerbado por la pandemia de Covid-19, es parte integrante de una crisis global de contaminación.
Crisis que, junto con la pérdida de biodiversidad y los cambios climáticos, representa -según el Programa de la ONU para el Ambiente- una triple emergencia global que debe ser afrontada mediante cambios masivos en el modo en que la humanidad utiliza los recursos de la Tierra.
El informe recomienda a los gobiernos, por lo tanto, ampliar el monitoreo de los desechos de plástico, estudiar sus efectos sobre la salud e invertir en su gestión.
Además los gobiernos son alentados a adoptar y reforzar la aplicación de la prohibición sobre el plástico monouso y facilitar la reducción, reciclado y reutilización del plástico.
Según los expertos que redactaron el informe, “los actuales esfuerzos para gestionar y reducir la contaminación por plástico son insuficientes para resolver todos los problemas que implica”. (ANSA).