La Justicia rusa confirma la sentencia de cárcel para Navalny, tras rechazar su apelación

El opositor Alexéi Navalny permanecerá en prisión, para cumplir más de dos años y medio de condena. Así lo reiteró este sábado el Tribunal de Moscú, volviéndolo a acusar de violación de un control judicial, en el marco de una pena de 2014. Si bien al nuevo fallo se le han reducido seis semanas de cárcel, este podría llevar al adversario del Kremlin a un campo de trabajos forzados. Y esta no sería su única condena: a Navalny le esperan otras causas judiciales en Rusia por “difamación” y “fraude”.

RUSIA, 20 FEB 2021 (AFP) – El opositor Alexéi Navalny permanecerá en prisión, para cumplir más de dos años y medio de condena. Así lo reiteró este sábado el Tribunal de Moscú, volviéndolo a acusar de violación de un control judicial, en el marco de una pena de 2014. Si bien al nuevo fallo se le han reducido seis semanas de cárcel, este podría llevar al adversario del Kremlin a un campo de trabajos forzados. Y esta no sería su única condena: a Navalny le esperan otras causas judiciales en Rusia por “difamación” y “fraude”.

Apelación fallida para Alexéi Navalny. Este sábado 20 de febrero, la justicia moscovita confirmó la sentencia que lo mantendrá en prisión, donde permanece desde hace 18 días por “incumplir” su libertad condicional, por una pena suspendida del año 2014. De este modo, el opositor ruso pierde en una vista que juzgó de “decisión políticamente motivada para encarcelarlo”, mientras el Tribunal de Moscú reafirma la condena dictada por el tribunal distrital de Babushkinski, el pasado 2 de febrero.

Solo en la duración es que Navalny ha obtenido un pequeño alivio. Según agencias como AP y Reuters, y de acuerdo a un periodista de AFP presente en la audiencia, el juez Dmitri Balachov redujo de seis semanas su pena de dos años y ocho meses, que originalmente era de 3,5 años, pero a la que igual se descontó el tiempo vivido bajo arresto domiciliario.

Así, el abogado y militante anticorrupción de 44 años, originario de Butyn, tendrá que expiar un poco más de dos años y medio de cárcel, aún cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) solicitó esta misma semana su puesta en libertad alegando posibles riesgos sobre su vida, en el marco de un proceso judicial que ya en 2014 consideró “arbitrario”.

El líder de la oposición en Rusia, Alexéi Navalny, durante la audiencia para considerar una apelación contra una decisión judicial, en Moscú, Rusia, el 20 de febrero de 2021.

El líder de la oposición en Rusia, Alexéi Navalny, durante la audiencia para considerar una apelación contra una decisión judicial, en Moscú, Rusia, el 20 de febrero de 2021. © Maxim Shemetov / Reuters

“Rebajaron un mes y medio la sentencia, algo es algo. ¡Genial!”, expresó Navalny de manera sarcástica al medio digital ruso Meduza, en una actitud que mantuvo durante toda la audiencia, desde una especie de pecera de cristal.

“¿Por qué estamos aquí?”

Esta comenzó con el crítico del Kremlin cuestionando su ubicación en la sede del Tribunal de la ciudad de Moscú, y no en el tribunal distrital de Babushkinski. A lo que el magistrado respondió que el traslado favorece sus intereses como acusado y evita desplazamientos de sus abogados que comparecerán otra vez esta jornada para escuchar la otra sentencia que sigue al opositor (la de supuestamente “degradar la dignidad” de un veterano de guerra de 95 años que apareció en un video promocional que Navalny habría descrito de “vergüenza nacional”).

“Sería mejor que me dejaran en libertad. Hay una resolución al respecto del TEDH”, defendió el opositor, en alusión a los países europeos que lo apoyan y exigen su liberación. Moscú rechaza por completo esta salida, a sabiendas de que tiene a las naciones occidentales en su contra. Estas, que amenazan a Rusia con sanciones, también respaldaron en agosto a Alexéi Navalny cuando precisamente un día 20 de ese mes fue envenenado en Siberia por un agente nervioso.

“No quiero presumir mucho, pero el mundo entero sabía dónde estaba. Una vez me recuperé, compré un billete de avión y volví a casa”, arguyó Navalny, relatando que el año pasado no pudo presentarse al servicio penitenciario de Moscú porque estaba recuperándose en Alemania y que por ello no es culpable de violaciones a la libertad condicional, como dictaminó un tribunal anterior.

Porque para Navalny todo se trata de una invención del Kremlin para hacerlo callar –acusa al Gobierno de ordenar su intento de asesinato–, e igual opina uno de sus colaboradores, Ivan Jdanov. “Se han puesto sus trajes, han tomado los mazos, han puesto a Navalny en una caja de cristal y hacen creer que eso es hacer justicia”, expresó en YouTube Jdanov.

Según el opositor, el 18 de enero volvió de Alemania –fue arrestado de inmediato a su llegada al aeropuerto– porque tiene fe en Dios, en “la fuerza que está en la verdad (…) Nuestro país se basa en la injusticia. Pero decenas de millones de personas quieren la verdad. Y, tarde o temprano, la obtendrán”.

La realidad más inmediata y segura es que, como acusado, se acerca a ser llevado de prisión a un campo de prisioneros, donde se cumplen la mayor parte de las penas en Rusia, con una imposición al trabajo forzoso. De acuerdo a su abogado, su equipo legal va a intentar ahora impugnar la decisión de rechazar su apelación.

¿Una doble sentencia recaerá sobre el máximo crítico de Vladimir Putin?

En las calles todavía no se han previsto movilizaciones de protesta. Pero en las redes sociales, el personal de la Fundación Anticorrupción de Alexéi Navalny replicó que “la decisión judicial de mantenerlo en la cárcel dice una sola cosa: no hay ley en Rusia en este momento”. Del lado de Europa, el ministro de Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, dijo por su parte que el fallo de la corte está en desacuerdo con el Tribunal Europeo: “Si Rusia no cumple con sus obligaciones internacionales, el Consejo de Europa debe imponer sanciones contra este país”.