Ante la escasez, analizan los beneficios de una sola dosis de la vacuna contra el Covid-19

3 ENE 2021 – Algunos científicos han pedido a los gobiernos que distribuyan dosis únicas de la vacuna contra el Covid-19 después de que una investigación preliminar sugiriera que parecen proporcionar un grado de protección, a pesar de que las farmacéuticas recomiendan dos dosis.

Los análisis realizados por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de las vacunas Moderna y Pfizer arrojaron que una sola dosis de cualquiera de ellas parece proporcionar cierta protección contra el coronavirus.  

Investigadores encontraron, durante la tercera etapa, ante de su aprobación, que la eficacia de una sola dosis de la vacuna de Moderna está entre el 80% y el 90%. 

Por otra parte, científicos encontraron que una dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech tiene una efectividad del 70% en comparación con el 95% que se logra con dos inyecciones. 

Después de aprobar la vacuna Oxford-AstraZeneca, los reguladores británicos dijeron que tenía una efectividad de cerca del 70% en las 12 semanas posteriores a la primera dosis. 

Ante unos suministros de vacunas limitados a nivel mundial, estos hallazgos plantean una duda clave para los gobiernos y los profesionales de la salud: ¿tiene más sentido vacunar a menos personas con ambas dosis para una máxima protección o es mejor distribuir las vacunas e inocular más ampliamente, pero con una menor efectividad de inmunización? 

Incluso se ha sugerido que los gobiernos deberían tratar de dar una sola dosis a la mayor cantidad posible de personas, en lugar de utilizar la mitad de las vacunas actualmente disponibles en segundas dosis. 

Chris Gill, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Boston, le dijo a la estación de radio WBUR en Boston, EE. UU., que Moderna “no tuvo reparos en demostrar que una sola dosis era eficaz”. 

Así las cosas, los gobiernos deberían distribuir tantas dosis únicas como sea posible lo antes posible, argumentó Gill quien señaló que “Podríamos salvar muchas vidas. Podemos administrar dos dosis a la gente ahora, pero mientras tanto, un grupo de personas que podrían haber recibido la vacuna va a morir. ¿No es este un ejemplo en el que, nuevamente, lo perfecto es enemigo de lo bueno?”.  

En Reino Unido, la nueva variante del coronavirus, que al parecer podría ser más contagiosa, está acelerando la transmisión del virus. El ex primer ministro Tony Blair escribió un artículo de opinión en el diario The Independent el 22 de diciembre defendiendo esta postura y apuntando a que el gobierno británico debería usar “todas las dosis disponibles en enero como primeras dosis, es decir, no reservar la mitad para las segundas dosis” con la expectativa de que “incluso la primera dosis proporcionará una inmunidad sustancial”. 

Pero, por el otro lado, están quienes advierten que es necesario realizar más investigaciones y que, hasta entonces, tiene más sentido administrar las vacunas en dos dosis separadas, según lo planteado inicialmente.  

“Si la segunda dosis de la vacuna fuera superflua y supiéramos que no extendía la duración de la protección, el principio sería proteger a la mayor cantidad de personas y salvar tantas vidas como sea posible”, aseguró a WBUR Barry Bloom, epidemiólogo de la Universidad de Harvard. 

Los científicos de Pfizer advirtieron, en un comunicado el 31 de diciembre, que es preciso no confiarse demasiado en que una dosis ofrece la suficiente protección a largo plazo. Señalaron que, “no hay datos” que muestren que la protección después de la primera dosis se mantiene después de 21 días. 

Administrar una segunda dosis es importante porque aumenta las posibilidades de que la vida vuelva a la normalidad, al brindar a las personas inmunidad duradera, sugirió Jean-Daniel Lelièvre, jefe del departamento de inmunidad y enfermedades infecciosas del Hospital Henri-Mondor de Créteil. 

“El propósito de una segunda dosis es hacer que la inmunidad perdure y, tal como están las cosas, no hay evidencia que indique que una sola dosis otorga el mismo nivel de protección”, dijo al diario francés Le Monde.  

El gobierno francés continuará administrando las dos dosis, según lo recomendado, aseguró el ministro de Salud, Olivier Véran. Francia seguirá las pautas de los fabricantes de la vacuna Pfizer-BioNTech, inmunización que fue aprobada el 24 de diciembre y cuyo proceso de inoculación comenzó tres días después en el país galo. 

No hay datos que respalden el uso de la combinación de vacunas en Reino Unido 

Entre tanto, el gobierno británico cambió sus pautas de vacunas el 30 de diciembre para permitir que la segunda dosis de Pfizer-BioNTech y Oxford-AstraZeneca se administre hasta 12 semanas después de la primera, en lugar de tres semanas como se había pensado originalmente.  

El gobierno de Reino Unido informó que, en raras ocasiones, las personas podrían recibir una combinación de dos vacunas Covid-19, a pesar de la falta de evidencia sobre el grado de inmunidad que ofrecen las dosis mixtas.  

Ambas vacunas deben administrarse en dos inyecciones, con varias semanas de diferencia, aunque estas no fueron diseñadas para mezclarse. Sin embargo, las autoridades sanitarias británicas dijeron que si “la misma vacuna no está disponible, o si se desconoce el primer producto recibido, es razonable ofrecer una dosis del producto disponible localmente para completar el proceso”.  

Mary Ramsay, jefa de inmunizaciones del Public Health England, dijo que esto solo podría ocurrir de manera muy excepcional y que el gobierno no recomendaba la mezcla de vacunas.  

“Se debe hacer todo lo posible para administrar la misma vacuna, pero cuando esto no sea posible, es mejor administrar una segunda dosis de otra vacuna que no administrarla”, dijo Ramsay a la agencia de noticias Reuters.  

Algunos advierten que las nuevas directrices de Reino Unido se dan en un momento de desesperación ante el aumento de contagios y tras conocerse sobre la nueva cepa del coronavirus. “No hay datos sobre esta idea en absoluto”, dijo al diario The New York Times, John Moore, experto en vacunas de la Universidad de Cornell. Los funcionarios de salud británicos “parecen haber abandonado la ciencia por completo ahora y solo están tratando de adivinar cómo salir del lío”, sentenció Moore.