“Venta suspendida”: la respuesta de empresarios argentinos al alto valor del dólar alternativo

BUENOS AIRES, 3 DIC 2020 (Reuters) – “Bebidas importadas, venta suspendida”, muestra un cartel en la puerta del comercio de Monserrat Casanovas en el centro de la ciudad de Buenos Aires.

En medio de una crisis económica y financiera que lleva más de dos años, la alta volatilidad cambiaria de las últimas semanas en Argentina dejó a Casanovas sin otra opción que dejar de vender las bebidas importadas.

“Yo no tengo puesto el precio en valor dólar, pero cuando lo voy a reponer sí (es en dólares); entonces yo no puedo poner todos los días un precio distinto” de venta, explicó Casanovas en su negocio de bebidas y golosinas del barrio de Balvanera.

La amplia brecha entre el dólar de venta oficial -que ha mantenido una moderada y previsible alza por meses- y la divisa en los mercados alternativos ha disparado especulaciones a la hora de importar y exportar por las expectativas de una futura devaluación del peso, explicó el economista Guido Lorenzo, de la consultora LCG.

El peso mayorista cotizó a 81,49 unidades por dólar el miércoles, frente a las 154 unidades a las que se ofreció la moneda estadounidense en el mercado informal. La brecha cambiaria alcanzó un máximo del 140% hace unas semanas.

“Si sos un importador, importás al tipo de cambio oficial pero no tenés certezas del tipo de cambio que tendrás cuando tengas que reponer la mercadería. Si (el importador) piensa que va a salir más caro, sube el precio en góndola o lo saca del mercado, y eso hace subir el precio”, sostuvo Lorenzo.

“El exportador hace lo mismo, evalúa si le conviene vender o acopiar el producto”, agregó.

Pese a la relativa estabilidad del dólar oficial, Casanovas destacó que muchos precios se establecen por las expectativas de devaluación, que se traducen en la diferencia entre los tipos de cambio. “Me ha pasado que algunos proveedores suspendieron las ventas”, señaló.

La profunda recesión que sufría Argentina cuando el centroizquierdista Alberto Fernández asumió la presidencia, en diciembre, se agravó con la parálisis que implicaron la pandemia del coronavirus y sus protocolos sanitarios.

La consultora ABECEB estimó que el superávit comercial de Argentina rondará los 15.000 millones de dólares en 2020 desde los 15.990 millones de 2019, en gran parte gracias al mayor precio de la soja -una de las principales exportaciones del país-, aunque esas cifras no se han reflejado en el mercado cambiario, dijo la economista Elisabet Bacigalupo.

“El problema que tenemos es de origen fiscal y monetario, que gatilló una brecha cambiaria muy elevada y expectativas de devaluación en el tipo de cambio oficial que hicieron que esos dólares que tenés (producto de exportaciones) no aparezcan en el mercado cambiario”, explicó a Reuters Bacigalupo, de ABECEB.

GRANOS Y DIVISAS

Las expectativas devaluatorias han llevado a los agricultores a esperar antes de vender sus granos, que son clave para el ingreso de divisas al país.

“Los agricultores confían en los granos, no en los pesos”, dijo a Reuters Santiago del Solar, un productor de la provincia de Buenos Aires. “No venderán granos solo para obtener pesos y dejarlos en el banco”.

El miércoles, el Gobierno publicó una resolución para intentar acelerar la liquidación de divisas de los agroexportadores.

Algunos analistas consideraron que, como las reservas netas están casi en cero, el banco central tendrá que optar entre intensificar más los controles de capitales -que no han logrado detener la caída de la moneda- o permitir que el peso se devalúe aún más.

Pese a una exitosa reestructuración de deuda por más de 110.000 millones de dólares este año, la incertidumbre económica provocó un aumento general en la demanda de dólares, lo que llevó al banco central a restringir aún más el acceso a divisas para evitar un derrumbe del peso.

De cualquier modo, las reservas internacionales cayeron a unos 38.700 millones de dólares desde 44.848 millones a fines de 2019.

DIFICULTADES EN LA CONSTRUCCIÓN

La brecha cambiaria también ocasionó un problema de abastecimiento en la industria de la construcción, clave para reactivar la golpeada economía del país, que está por concluir su tercer año consecutivo de recesión con alta inflación.

La construcción suele mostrar signos de reactivación cuando aumenta el dólar, ya que los ahorristas que cuentan con divisas aprovechan esa ventaja para invertir en nuevas obras o en mejorar sus hogares.

Sin embargo, la pandemia del coronavirus hizo cerrar por meses a muchas fábricas, que en la actualidad operan con menos empleados y no pueden satisfacer la alta demanda, lo que ha generado subas de precios y escasez de insumos.

El aluminio subió cerca de un 60% en un mes debido a la baja producción y al alza del peso marginal, ejemplificó Rodrigo Gómez, dueño de una empresa procesadora de vidrios en los suburbios de Buenos Aires, que utiliza ese metal de fabricación doméstica para la colocación de vidrios en obras.

“La pandemia ocasionó un problema grave que es que muchas fábricas están con el 50% del personal disponible”, explicó Gómez.

“El otro problema no es el tipo de cambio sino la brecha existente entre uno y otro. Hubo semanas sin ventas, cuando el dólar ‘blue’ (como se llama al mercado marginal) empezó a escalar, pero después las ventas volvieron a hacerse incorporando el aumento de ese dólar”, explicó.

En medio de la polémica disparada por la falta de algunos insumos, el presidente Fernández criticó a los empresarios que afectan el abastecimiento, en especial en el sector de la construcción.

“No lo vamos a permitir. Es un acto de miserabilidad profundo hacer esto en medio de una pandemia”, señaló.