Fallece por coronavirus el expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing

El exmandatario Giscard d’Estaing, quien realizó un rápido cambio social y fue líder en la formación de la Unión Europea, murió el miércoles a la edad de 94 años por complicaciones relacionadas con el Covid-19, dijo su familia.

FRANCIA, 3 DIC 2020 – Giscard d’Estaing “murió el miércoles 2 de diciembre en su casa familiar en el Loir-et-Cher”, dijo su fundación en Twitter.

“Su estado de salud se había deteriorado y murió como consecuencia del Covid-19. De acuerdo con sus deseos, su funeral se llevará a cabo en la más estricta privacidad familiar”, expresó el organismo.

Aunque Giscard d’Estaing sólo ejerció un único mandato presidencial de 1974 a 1981, su muerte marca el fin de una era en la política francesa. Elegido para el cargo con sólo 48 años, Giscard d’Estaing fue el líder más joven de la Quinta República hasta que Emmanuel Macron ganó la elección presidencial en 2017 a la edad de 39 años.

Durante sus siete años en el palacio presidencial del Elíseo, el conservador Giscard d’Estaing cultivó una imagen de reformista moderno. Sin embargo, su impopularidad entre los votantes franceses llevó al fracaso de su reelección frente a su rival socialista François Mitterand.

Tras la derrota, Giscard d’Estaing permaneció en la sombra. Considerado en su momento un ícono del cambio social, pronto fue olvidado por el pueblo francés. Durante el funeral de Mitterrand en 1996, el exministro André Santini hasta olvidó que aún estaba vivo. “No recuerdo que hayamos hecho lo mismo para Giscard”, comentó Santini.

La marca personal de ‘Giscard al timón’

Décadas antes de que Macron fundara su partido ‘La República en Marcha’ (LREM, por sus siglas en francés), Giscard d’Estaing ya era un presidente “en marcha”. Después de una campaña presidencial ferozmente librada, Giscard d’Estaing entró en el Elíseo a pie ante una multitud que lo aclamaba, el 27 de mayo de 1974.

“Este día marca una nueva era en la política francesa. Voy a liderar el cambio, pero no lo haré solo. Todavía puedo oír al pueblo francés clamando, pidiéndonos un cambio. Haremos este cambio con él, por él, respetando su número y diversidad, y lo lideraremos, en particular, con su juventud”, dijo en su discurso de inauguración.

En el momento de su elección, Giscard d’Estaing estaba lejos de ser desconocido, ya que había pasado casi dos décadas en los vestíbulos del poder. Comenzó su carrera política en 1956 como miembro del Parlamento.

Joven, elegante y encantador, Giscard d’Estaing fue nombrado ministro de Finanzas por el entonces presidente Charles De Gaulle, cargo que conservó durante el mandato del sucesor de De Gaulle, Georges Pompidou.

Tras la muerte de Pompidou en 1974, Giscard d’Estaing lanzó su propia candidatura a la Presidencia, destacándose de sus oponentes con una nueva e innovadora estrategia de comunicación: la marca personal. Por primera vez, el público francés pudo ver fotos de un futuro presidente esquiando en los Alpes, apoyando a su equipo de fútbol favorito, tocando el acordeón en la televisión o incluso posando en traje de baño. También disfrutó del apoyo de celebridades francesas como Brigitte Bardot, Johnny Hallyday y Alain Delon, que lucían camisetas y pegatinas de la campaña con el popular lema: “Giscard al timón” (“Giscard à la barre”, en francés).

Después de expulsar al veterano gaullista Jacques-Chaban Delmas en la primera vuelta, Giscard d’Estaing ganó votantes durante un debate en la segunda vuelta con Mitterrand cuando, en respuesta a un ataque sobre sus políticas sociales, hizo la famosa broma: “Usted no tiene el monopolio del corazón”.

Unos días después, ganó por poco la Presidencia con el 50,81 % de los votos en lo que sigue siendo hasta hoy la elección más reñida de la historia de la Quinta República.

Un presidente liberal y reformista

Una vez en el cargo, Giscard d’Estaing no perdió tiempo en perseguir su ambición de modernizar la sociedad francesa. “Francia debe convertirse en un gran proyecto de reforma”, declaró en su primer Consejo de Ministros.

Fiel a su palabra, los cambios siguieron, a veces incluso contra el criterio de su propia mayoría conservadora. En el curso de su administración, Giscard d’Estaing introdujo el divorcio por consentimiento mutuo y facilitó el control del gobierno sobre el sector audiovisual. También presidió la legalización del aborto, una medida defendida por su ministra de Salud, Simone Veil.

Aunque Giscard d’Estaing tuvo éxito en la introducción de reformas sociales, se enfrentó a numerosos retos económicos, incluyendo un aumento del desempleo tras la crisis del petróleo de 1973. En respuesta, nombró al economista Raymond Barre como su primer ministro en 1976, iniciando un período de estricta austeridad que marcó el fin de su popularidad como líder.

Su imagen se vio aún más deteriorada en octubre de 1979 cuando un periódico de investigación francés, ‘Le Canard Enchaîné’, publicó revelaciones de que el exemperador de la República Centroafricana, Jean-Bédel Bokassa, había regalado secretamente diamantes a Giscard d’Estaing en 1973 cuando todavía era ministro de Finanzas. El presidente francés trató de restarle importancia al escándalo como un simple regalo recibido en el ejercicio de sus funciones oficiales y desmintió el valor declarado de las joyas.

Pero el daño ya estaba hecho. La opinión pública se volvió en contra de Giscard d’Estaing, que ahora era percibido como un aristócrata fuera de juego. Su estilo de vida fue criticado ferozmente, incluyendo sus antecedentes familiares, sus partidas de caza y su aparente afición por los castillos.

Para empeorar las cosas, su mandato estuvo marcado por fuertes divisiones entre su base conservadora. El mejor ejemplo fue quizás su relación con su primer ministro, Jacques Chirac, quien encontró a Giscard d’Estaing arrogante y esnob. La amarga rivalidad entre ambos hombres estalló después de que Chirac se negara a respaldar la candidatura de Giscard d’Estaing a la reelección en 1981, diciendo únicamente que votaría por él “a título personal”, lo que en definitiva condenó su campaña.

El regreso imposible

Después de su derrota contra Mitterrand, Giscard d’Estaing quedó humillado. En un gesto simbólico, dejó el Palacio del Elíseo de la misma manera que entró en él, a pie. Pero en lugar de vítores, esta vez fue abucheado por los manifestantes hasta su coche.

La tragedia de su retirada se vio reforzada por su discurso de despedida, que desde entonces se ha convertido en una leyenda francesa. Giscard d’Estaing se dirigió solemnemente a sus compatriotas mientras estaba sentado rígidamente en un escritorio decorado simplemente con un ramo de flores. Al final del monólogo de siete minutos, el presidente saliente hizo una pausa significativa antes de pronunciar un “Au revoir” (adiós). Luego se puso de pie, con las dos manos sobre el escritorio, se giró y salió de la sala al ritmo del himno nacional francés, la Marsellesa, dejando la cámara filmando una silla vacía durante un minuto completo, hasta que la canción terminó.

A pesar de su deshonroso final, Giscard d’Estaing se negó a retirarse de la política francesa. Esperando empezar desde cero, se presentó y ganó el puesto de consejero general en la céntrica ciudad de Chamalières en 1982, antes de volver al Parlamento dos años después. A finales de los 80, se especuló ampliamente con que estaba planeando un regreso.

“No quiero que digan: ‘Giscard nos defraudó’. En caso de circunstancias difíciles o problemas graves en nuestro país, siempre pueden contar conmigo”, declaró en una aparición televisiva.

Sin embargo, sus sueños de volver a la escena nacional se vieron frustrados después de que su antiguo rival, Chirac, les arrebató a los conservadores el control del país para ganar la Presidencia en 1995.

El defensor de la Unión Europea

Sin embargo, uno de los mayores legados de Giscard d’Estaing quizás sea su contribución a la creación de la Unión Europea. Defensor durante mucho tiempo de una Europa unida, expresó por primera vez su apoyo a la idea cuando todavía era un joven diputado al Parlamento Europeo en 1957.

Bajo su Presidencia, Francia desempeñó un papel activo en la promoción del proyecto europeo. En diciembre de 1974, él y el entonces canciller alemán Helmut Schmidt crearon el Consejo Europeo, poniendo en marcha un sistema monetario que serviría de precursor del euro. Giscard d’Estaing también aprobó la elección de un Parlamento Europeo por sufragio directo, allanando el camino para las primeras elecciones europeas en 1979.

En 2001, fue nombrado presidente de la Convención Constitucional sobre el Futuro de Europa con el apoyo de Chirac.

Giscard d’Estaing también estuvo en el origen de otro grupo internacional: el 15 de noviembre de 1975, reunió a representantes de Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania Occidental y el Reino Unido en el castillo de Rambouillet, al oeste de París. La cumbre marcó la primera sesión de lo que se conocería como el Grupo de los Cinco -ahora el Grupo de los Siete, o G7, con la adición de Italia y Canadá- una organización económica intergubernamental que se reúne cada año.

Guardián de la lengua francesa

Después de retirarse de la política, Giscard d’Estaing se refugió en una salida inesperada: la literatura. Con el apoyo del escritor francés Jean d’Ormesson, fue nombrado en 2004 miembro de la Academia Francesa, que se encarga de la protección del idioma francés.

Su pertenencia a la Académie parecía inicialmente motivada tanto por la política como por la literatura. Hasta entonces, la obra de Giscard d’Estaing consistía principalmente en ensayos políticos y memorias, con la notable excepción de una novela semi-erótica titulada “Le Passage”, que relata una historia de amor entre un notario y una autoestopista.

En 2009, volvió a la escritura con “La Princesa y el Presidente” (“La Princesse et le Président”), que detalla la relación entre dos personajes que se parecen mucho a la difunta Princesa Diana y a él mismo. El libro reavivó los rumores latentes de un posible romance, a pesar de la insistencia de Giscard d’Estaing en que “lo inventó todo”.

En 2012, un envejecido Giscard d’Estaing advirtió al entonces presidente François Hollande: “Podría morir durante su Presidencia”.

“No quiero una ceremonia oficial, ni un homenaje de Estado”, añadió, para luego ser tranquilizado por Hollande de que sus deseos serían respetados.

Tal vez Giscard d’Estaing esperaba dejar esta vida tan simplemente como llegó al Elíseo, hace casi 50 años. (France24)