“No hay oxígeno”, el dramático anuncio de las farmacias italianas

ROMA, ITALIA, 24 NOV 2020 – Las crecientes escaseces de contenedores para oxígeno médico en varias regiones del sur de Italia hacen más difícil la grave situación que supuso la segunda ola del Covid-19. Mientras las autoridades piden a la población devolver estos elementos sin uso, de vida o muerte para pacientes de distintas patologías, otros se las ingenian para suplir a sus vecinos que ven resquebrajar el ya maltrecho aparato sanitario.

“Ayer, mientras hacía el turno, seis personas llamaron a mi farmacia. Todas querían bombonas de oxígeno médico y a todas les tuve que decir que no, porque ya no tenemos. Es muy triste decirle esto a un hermano o a un hijo que está intentando salvarle la vida a su familiar, pero es lo que estamos viviendo”.

Roberto Tobia, gestor de una farmacia en Palermo (sur) y secretario nacional de la federación farmacéutica  Federfarma, describe así la creciente escasez de los contenedores de oxígeno médico, una situación tan trágica como inédita.

El fenómeno, cuenta Tobia, empezó a darse hace unas dos semanas. Y conforme se ha ido expandiendo la segunda ola de Covid-19, se ha hecho más evidente. Así, no solo el nuevo coronavirus está matando a las personas que infecta, sino que también está dejando al descubierto otra sombría realidad en Italia: el riesgo de vida que ahora están corriendo aquellos que, debido a distintas patologías, requieren de este dispositivo médico para sobrevivir.

Durante la primera ola también sucedió. En aquel momento la escasez principalmente afectaba a la región de Lombardía (norte), particularmente a Bérgamo, ciudad que entonces era el epicentro de víctimas mortales por Covid-19. Pero, con la actual diseminación del virus en todas las regiones del país, ha crecido el número de personas que están privadas de este esencial elemento.

“La situación empeora día tras día. Es más grave que en la primera ola porque ahora afecta a pacientes de todas las regiones del país, aunque hay algunas zonas, como (la región sureña de) Campania, que están sufriendo mayormente”, explica en entrevista con este medio Roberto Tobia, al precisar que no escasea el oxígeno médico en sí, porque las empresas farmacéuticas siguen produciendo en cantidades suficientes, sino las bombonas necesarias para contener este medicamento.

“La realidad es que a causa del aumento de los pacientes enfermos de Covid-19 que requieren de este dispositivo, la demanda se ha multiplicado por 10 y, a la vez, también sufrimos el hecho de que, tras la muerte de su ser querido, muchos familiares de enfermos no devuelven las bombonas, tal vez porque piensan que ya no sirven. Pero no es así, las necesitamos como nunca”, dice Tobia.

Devolver las bombonas, la petición a la población

Ante el panorama, la organización de este farmacéutico, y los gobiernos locales de varias regiones del país, han hecho el apremiante llamamiento a la población de devolver, lo más pronto posible, las bombonas que no están siendo usadas, unos dispositivos que el Estado también concede gratuitamente a los enfermos que los necesitan a través de las farmacias.

“En Sicilia incluso les pedimos ayuda a los carabineros, para que vayan hasta las casas y nos ayuden a recuperar las bombonas”, añade Tobia. Sin embargo, otra de las dificultades es que a menudo se pierde el rastro de estos dispositivos ya que los pacientes se las llevan a lugares distintos de la dirección inicial de entrega dada a las autoridades médicas.

Él no es el único que ha lanzado la alarma. “En este momento necesitaría tener al menos 10 bombonas de oxígeno al día pero no tengo ni una”, explicaba la semana pasada Letizia Simone, farmacéutica de Nápoles, en la región de Campania, al diario italiano ‘Il Fatto Quotidiano’.

Desesperada búsqueda de soluciones

En este contexto se está pensando en distintas fórmulas para superar la escasez del elemento. Algunos centros médicos, por ejemplo, estudian reemplazar las bombonas más comunes por oxígeno líquido, se han lanzado campañas en las redes sociales, y también hay quienes, como Enzo Maione, propietario de un centro de submarinismo de la localidad campana de Pozzuoli, han decidido donar bombonas que usualmente se destinan a otros fines.

De igual manera, tres estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Nápoles Federico II crearon una página web que permite a quienes tienen bombonas no utilizadas, puedan levantar la mano y así proceder a la devolución. De hecho, una dificultad importante es que no existe un verdadero censo de la cantidad de bombonas que hay en Italia, por lo que se desconoce su número actual.

Pero también ha habido quienes han pensando en lucrarse ilegalmente con esta escasez. Lo denunció recientemente el presidente de Nápoles de Federfarma, Riccardo Iori, quien reveló haber expuesto ante la policía el caso de una persona que promocionaba la venta clandestina de bombonas de  oxígeno y sus recargadas a través de una popular red social.

El sur, en aprietos

La situación se produce en un momento en el que, en particular, las regiones del sur se encuentran en dificultad, no tanto por la virulencia del virus —que sigue siendo más fuerte en el norte—, sino porque la pandemia está resquebrajando sus ya deficitarias estructuras sanitarias. 

Un ejemplo es el de Calabria, una región —declarada “zona roja” desde el 6 de noviembre— que en las últimas semanas ha vivido la renuncia seguida de tres comisarios especiales nombrados para hacer frente a la pandemia. Tanto que se está preparando la construcción de varios hospitales de campaña para hacer frente a la situación.

“Calabria es zona roja por problemas preexistentes de gestión, pocos puestos de terapia intensiva y poquísimo personal por habitante. En Campania el problema es otro: que los hospitales ya estaban bajo estrés (ante de la segunda ola) por el alto número de ingresado por patologías de medicina general, por lo que esta presión añadida ha preocupado mucho”, explicaba la semana pasada el profesor Antonello Maruotti, experto en estadísticas y datos de la Universidad Lumsa de Roma.

La entrada al servicio de urgencias del hospital de Locri, en la región sureña italiana de Calabria, en una imagen del 7 de abril de 2020.

La entrada al servicio de urgencias del hospital de Locri, en la región sureña italiana de Calabria, en una imagen del 7 de abril de 2020. Gianluca Chininea AFP

“La realidad es que gracias a una ley de 2001 en Italia cada región se organiza como mejor cree, pero eso significa tener 21 sistemas que funcionan de manera distinta”, añadió Maruotti, en una conversación virtual con periodistas de la Asociación de la Prensa Extranjera.

Por ello, tampoco está claro si el Gobierno nacional intervendrá directamente para resolver esta situación, como ha hecho en otros asuntos vinculados al mortal brote.

Más aún que no es la primera vez que Italia sufre desabastecimiento a causa de la pandemia, una emergencia que está poniendo en evidencia todos los defectos de la sanidad italiana, un sistema desde siempre gratuito y universal pero que en los últimos años ha sufrido drásticos recortes.