EE. UU.: La muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg desencadena una batalla por el control de la Corte Suprema

WASHINGTON, EE. UU., 20 SEP 2020 – A 45 días de las elecciones presidenciales en EE. UU., la muerte de la alta magistrada desencadena una batalla entre los republicanos, que buscan un reemplazo antes de los comicios, y los demócratas, que reclaman que la nominación la haga el nuevo presidente. Otro juez conservador en la Corte Suprema inclinaría aún más la balanza hacia los intereses de los republicanos.

La batalla partidista está servida. La muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg, segunda mujer en ocupar un lugar en la Corte Suprema de EE. UU., promete desencadenar una feroz batalla política por el control del máximo tribunal, con el nombramiento de quien será la sucesora o el sucesor de la fallecida magistrada. La pugna comienza a 45 días de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

Ginsburg, quien estuvo 27 años al servicio de la Corte con un marcado aire progresista y con la defensa de los derechos de las mujeres como su máximo referente, murió el viernes por la noche a los 87 años por complicaciones de un cáncer de páncreas. Apenas horas después del anuncio de su partida, los distintos escenarios sobre su sustitución pasaron a ocupar la primera plana del debate político.

El combate que se avecina es tal, que incluso durante la vigilia por la muerte de la alta magistrada, que atrajo a grandes multitudes de personas reunidas a las puertas de la Corte Suprema en Washington, ya se conformaban las líneas partidistas entre republicanos y demócratas en un momento de extrema polarización en el país.

El presidente de Estados Unidos reaccionó en Twitter ante lo que se puede venir y aseguró que fueron “elegidos para tomar decisiones por las personas que con tanto orgullo” les eligieron. A esto añadió que tienen “la obligación” de elegir al sustituto o sustituta “sin demora”. Según la agencia de noticias Reuters, los primeros nombres que suenan son el de la descendiente cubana, Bárbara Lagoa y el de Amy Coney Barrett.

Más tarde el mandatario anunció que el nombramiento se producirá durante la próxima semana e indicó que “lo más probable es que sea una mujer (…) la elección de una mujer diría que sería ciertamente apropiado”.

Una decisión que recae en el Senado, dominado por la mayoría republicana

Y es que lo que está en juego no es poco. Un nuevo nombramiento del presidente Donald Trump a la Corte Suprema previo a su posible salida de la Casa Blanca inclinaría aún más la balanza hacia los intereses republicanos. El alto tribunal estaba (hasta la muerte de Ginsburg) conformado por 5 jueces de corte conservador y 4 del ala liberal, por lo que esta configuración pasaría a ser de 6-3.

La Corte Suprema es la última instancia judicial en el país y su configuración influye en decisiones de máxima importancia a nivel federal. De sus fallos pueden depender las limitaciones del poder Ejecutivo, la adjudicación de una victoria en caso de empates electorales o temas migratorios como el futuro del programa DACA, del que dependen casi 800.000 jóvenes que esperan no ser deportados de Estados Unidos.

Según Donald Trump, una llegada de Biden a la Oficina Oval supondría que la Corte Suprema ponga en peligro la segunda enmienda de la Constitución. Todos estos son temas que ahora cobrarán la mayor de las importancias en la mente de los votantes de cara a los comicios de noviembre.

Andrés Espinal: “Muerte de Ruth Bader Ginsburg activa un escenario de extrema polarización”

El presidente, quien el viernes se limitó a expresar su pésame por la muerte de Ginsburg, ya había hecho pública, hace apenas unos días atrás, una lista de posibles nominados en caso de que se presentara una vacante. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el senador por el estado de Texas, Ted Cruz, Josh Howley senador por el estado de Missouri o Tom Cotton, senador por el estado de Arkansas. Todos muy a la derecha en el espectro republicano.

Por su parte, el candidato demócrata, Joe Biden, declaró que debería ser el presidente electo en los comicios quien haga la nominación, una postura con la que su partido ha cerrado filas.

Sin embargo, la decisión final recae en manos del Senado, dominado por los republicanos, quienes gozan de 53 de los 100 escaños de la Cámara Alta. En ese sentido, los demócratas carecen de los votos necesarios para bloquear cualquier candidatura propuesta por Trump, a menos que algunos republicanos se sumen a su llamado.

El viernes, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, prometió que la Cámara Alta votará la nominación. En caso de ser así, el Senado tendría que trabajar a contrarreloj, para efectuar un proceso que suele durar en promedio dos meses. Los demócratas podrían intentar dilatarlo, aunque el Senado cuenta hasta enero, cuando iniciará el nuevo mandato, para realizar la confirmación.

Los republicanos moderados, figuras claves en la nominación de un nuevo magistrado

La contienda podría también acentuar las divisiones entre los republicanos del Senado, que se han visto afectados por las crecientes críticas a la gestión del presidente Trump de la pandemia de coronavirus y por protestas nacionales contra la violencia policial que han recorrido el país en los últimos meses tras la muerte del ciudadano George Floyd.

En ese sentido, cobran especial relevancia los votos de algunos legisladores republicanos que disputarán su puesto el 3 de noviembre -ya que en las elecciones se renovarán también 33 escaños de la Cámara Alta- y que se encuentran en una contienda altamente reñida con oponentes demócratas, como es el caso de Susan Collins, de Maine y Martha McSally, de Arizona.

Por otro lado, Lisa Murkowski, senadora republicana por Alaska, se ha mostrado en contra de la elección de un magistrado en vísperas de las elecciones, una postura apoyada por Collins. Resalta también el nombre de Mitt Romney (Utah), quien fue el único republicano que rompió filas para votar a favor de la destitución de Trump durante su juicio político en enero. Por el momento Romney no se ha pronunciado respecto al reemplazo de Ginsburg.

Aunque en el remoto caso de que todos estos republicanos votaran en contra de la nominación de Trump o de alcanzarse un empate de 50-50 en la Cámara Alta, el líder del Senado guarda aún un as bajo la manga, ya que podría acudir al voto del vicepresidente Mike Pence para inclinar la balanza a su favor.

“El pueblo estadounidense debería tener voz en la selección de su próximo juez”

Los demócratas han expresado su indignación. Poco después de hacerse pública la muerte de la magistrada, Chuck Shumer, líder de la minoría demócrata en esa Cámara instó a McConnell a aplazar la votación hasta 2021, una vez conformado el nuevo Senado tras las elecciones de noviembre.

Citando palabras del propio McConnell, Shumer aseguró que “el pueblo estadounidense debería tener voz en la selección de su próximo juez de la Corte Suprema”.

En 2016 el líder republicano pronunció esa frase cuando el expresidente Barack Obama nominó antes de las elecciones presidenciales a Merrick Garland tras la muerte del juez conservador Antonin Scalia, una candidatura bloqueada en el Senado. Sin embargo, McConnell ha cambiado su postura desde entonces.

La situación del aborto en EE. UU., en manos de la Corte Suprema

En el trasfondo de la batalla por el dominio de la Corte Suprema se esconde también el futuro de la legislación que regula el aborto en el país. Los conservadores han buscado por décadas los magistrados suficientes para revocar el fallo que legalizó esta práctica en la nación en 1973, sin lograrlo. Incluso con la mayoría el tribunal derogó este año una restrictiva ley de aborto de Louisiana con una votación de 5-4.

Hasta el momento, Trump ha designado dos magistrados: Neil Gorsuch, en 2017 y Brett Kavanaugh, en 2018. El nombramiento de este último fue particularmente controvertido, en medio de señalamientos contra Kavanaugh por parte de la profesora universitaria Christine Blasey Ford, quien lo acusó de haberla agredido sexualmente en 1982.

Ahora, en medio de la pugna política, los republicanos corren el riesgo de que los demócratas recurran a medidas drásticas. En caso de ganar las elecciones en noviembre, algunas voces apuntan a que los demócratas podrían incluso iniciar una nueva cruzada para ampliar el número de jueces de la Corte Suprema y contrarrestar así la influencia republicana. (France24)