W25, el poderoso “superanticuerpo” de alpaca descubierto por científicos chilenos capaz de neutralizar el coronavirus

El objetivo es desarrollar un tratamiento que pueda ser utilizado en forma de inhalador nasal, para bloquear directamente la replicación del virus en el tracto respiratorio.

CHILE, 16 SEP 2020 – El equipo del Laboratorio de Biotecnología Médica de la Universidad Austral de Chile ha logrado extraer del sistema inmune de una alpaca un “superanticuerpo” capaz de “neutralizar completamente” el coronavirus, incluso en sus variantes más infecciosas, según han dado a conocer esta misma semana.

Los investigadores, encabezados por el doctor Alejandro Rojas, aseguran haber invertido “intensos meses de trabajo” y han recurrido a avanzadas herramientas de biología molecular para obtener este resultado, que ya ha sido publicado en el portal científico Biorxiv.

El resultado perseguido por los responsables de este proyecto es la creación de una terapia de bajo coste y alta eficacia, en forma de dispositivo inhalador que administre directamente este anticuerpo, que se ha revelado capaz de detener el avance del virus en los pacientes, así como su agravamiento y su transmisión.

Un poderoso anticuerpo neutralizante

El proyecto comenzó en febrero, con la muy prometedora reacción de una alpaca llamada Buddha a la inoculación de proteínas del coronavirus. El camélido generó anticuerpos de alta calidad que le garantizaron una consistente inmunidad frente al virus.

A partir de ese momento comenzó un complejo trabajo de investigación genética en la universidad chilena para poder reproducir los anticuerpos en el laboratorio: fue necesario revisar más de 6 millones de nanoanticuerpos hasta dar con el extraordinario W25, al que el doctor Rojas se ha referido en alguna ocasión como “un regalo de la naturaleza”.

El nanoanticuerpo W25 es el que presenta actualmente la mayor eficacia reportada en el mundo contra ‘spike’, una de las cuatro proteínas estructurales del coronavirus.

También conocida como proteína ‘S’, es la encargada de la unión de la partícula del virus al receptor de la célula a la que infecta y, por lo tanto, es el elemento determinante del tropismo del virus, es decir, de su mecanismo básico de avance y propagación. Además, es responsable de la actividad de fusión entre la membrana viral y la celular, el proceso que permitirá liberar el genoma del virus en el interior de la célula infectada.

Un equipo científico de la Universidad de Queensland (Australia), bajo la supervisión del doctor Daniel Watterson, ya logró demostrar recientemente (en un estudio en el que también participó Alejandro Rojas) que el W25 es un excelente neutralizante del virus, un antiviral capaz de bloquear la entrada del coronavirus en las células.

Un tratamiento de bajo coste a escala global
El doctor Rojas se refiere a las alpacas cuando señala que “estos animales tienen un sistema inmunológico que es único”.

“Parte de sus anticuerpos son muy simples –continúa el doctor–, es decir, que se generan a partir de un solo gen, por eso con una muestra de sangre que les sacamos obtenemos los genes que producen los anticuerpos”, para luego “aislarlos y separar los grupos que pueden reconocer el patrón del coronavirus”.

El director científico de este proyecto explica asimismo que para producir el anticuerpo en el laboratorio se utilizan “procedimientos muy similares a los que se emplean para producir proteínas como la insulina”, y asegura que “hoy tenemos la posibilidad de producir estos anticuerpos a escala global”. Esa ventajosa posibilidad se debe a las “extraordinarias propiedades en cuanto a estabilidad y expresión” que presenta este nanoanticuerpo en concreto.

Aprovechando estas circunstancias, los investigadores quieren desarrollar próximamente un tratamiento que pueda ser administrado en forma de inhalador nasal, con una substancia que contenga el nanoanticuerpo y que bloqueé la replicación del virus directamente en el tracto respiratorio.

Ese tratamiento presentaría dos ventajas inmediatas: por una parte, disminuiría la cantidad de virus en los pulmones de los pacientes, reduciendo mucho su peligrosidad; y por otra, limitaría considerablemente las posibilidades de contagio. (RT)