Acreedores piden reformas al duo latinoamericano del “default”

LONDRES/NUEVA YORK, 25 AGO. 2020 (Reuters) – Mientras los morosos en serie Argentina y Ecuador se acercan a la línea de meta en sus últimas revisiones de deuda soberana, los acreedores extranjeros dudan si volver a invertir sin que haya reformas macroeconómicas o sin el apoyo del Fondo Monetario Internacional.

A primera vista, las perspectivas para ambos países son mejores. En ausencia de negociaciones complicadas con el FMI, una reestructuración de la deuda les permitirá centrarse en la reactivación de sus economías devastadas por la crisis del COVID-19, con mucha menos preocupación por próximos pagos de deuda externa.

Pero ambos gobiernos son conscientes de que necesitan el apoyo de los inversores para asegurar su camino hacia la recuperación, lo cual no es un reto fácil, dado su pobre historia de crédito, que entre ambos llega a 20 “defaults” o incumplimientos de deuda.

El gobierno argentino espera concluir su última reestructuración de deuda de 65.000 millones de dólares a finales de agosto. Ecuador, que ha obtenido apoyo para su plan con relativa rapidez, también está finalizando la reconversión de sus obligaciones externas por 17.400 millones de dólares.

“En sí mismo, estos acuerdos son un primer paso positivo, pero queda mucho por hacer para afianzar las perspectivas de inversión”, dijo Graham Stock, estratega de mercados emergentes de BlueBay Asset Management y acreedor de ambos países.

“Hay mucha buena voluntad (de los acreedores) pero es una cuestión de medidas (del gobierno) más que de buenas intenciones”.

La atención más inmediata se centrará en el compromiso con el FMI.

El acuerdo de Ecuador se basa en un nuevo trato con el FMI, lo que da a muchos inversores confianza en el compromiso del gobierno del presidente Lenín Moreno para renovar el programa de préstamos del fondo de 4.200 millones de dólares, que ahora está estancado.

Las conversaciones con Argentina pueden ser más difíciles. El ministro de economía Martin Guzmán ha advertido de negociaciones “duras” que podrían no llevar a un acuerdo sobre un nuevo programa hasta principios de 2021.

“Va a ser una discusión muy difícil”, dijo Mauro Roca, director gerente de investigación soberana de mercados emergentes de TCW.

“El FMI pedirá algunas condiciones políticas y Argentina en este momento no parece dispuesta a aceptar cambios importantes en la dirección de la política. Eso sería visto como una intervención, por lo que la discusión va a ser difícil y va a tomar un tiempo”.

Los bonos soberanos de Ecuador han superado en general a los de Argentina desde mayo, lo cual, según los analistas, refleja en parte las conversaciones más amistosas de Quito con los acreedores.

Voluntad política

La esperanza de generar una reactivación económica y al mismo tiempo asegurar la sostenibilidad de la deuda -que se espera que se estabilice en torno al 100% del PIB en el caso de Argentina- depende de la política.

“Va a depender de las condiciones macroeconómicas y del régimen político, particularmente de la dirección de la política económica”, dijo Roca de TCW. “Si esas políticas no se consideran sostenibles nadie pondrá dinero a trabajar, particularmente en IED (Inversión Extranjera Directa) o algo que requiera mirar al futuro”.

Un escenario de “vaso medio lleno” podría ver a Argentina al inicio de un círculo virtuoso, impulsado por la “mezcla correcta de políticas” iniciada por una administración de Alberto Fernández que tuvo más capital político que el que su predecesor Mauricio Macri podría haber soñado, dijo Patrick Esteruelas, jefe de investigación de EMSO Asset Management.

“El problema es que el vaso medio lleno está lleno de agujeros”, dijo. “El multiplicador fiscal histórico en Argentina es muy bajo, lo que significa que cualquier alivio del servicio de la deuda no se traduce en ganancias reales de actividad. Necesitas ver cambios masivos en un programa económico de mediano plazo que no creo que este gobierno, a pesar de su capital político, esté dispuesto a apoyar”.

Goldman Sachs dijo que era escéptico sobre las perspectivas de una reforma fiscal integral.

En el caso de Ecuador, los inversores se muestran cautos después de los intentos infructuosos del año pasado de Moreno de impulsar reformas fiscales y monetarias destinadas a recortar un gravoso déficit fiscal y con las elecciones que se aproximan en 2021.

“Con las elecciones a la vuelta de la esquina y con el impacto de COVID-19, el espacio y la voluntad de emprender medidas difíciles podría ser menor”, dijo Raza Agha, jefe de estrategia de crédito para mercados emergentes en Legal & General Investment Management.

Los problemas monetarios son otra dificultad, ya que los agentes locales han ahorrado en dólares en los últimos años.

Argentina podría ver más controles de divisas en medio de una demanda de dólares todavía latente, dijo Siobhan Morden, jefe de estrategia de renta fija para América Latina de Amherst Pierpont Securities.

La falta de confianza interna en el peso argentino es un “problema enorme” que necesita ser arreglado antes de que la inversión fluyera adecuadamente, dijo Carl Ross de GMO.

Las monedas de ambas naciones estaban sobrevaloradas, dijo este mes el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), y se necesitaba una depreciación real para evitar déficits insostenibles en la cuenta corriente.

Podría ser difícil para Argentina corregir la sobrevaloración a menos que el gobierno permita una flotación más libre del tipo de cambio, dijo el IIF.

“Ecuador se enfrenta al mayor desafío, ya que la dolarización hace inevitables los ajustes de precios relativos”, añadió.