Irán condena a muerte a un periodista por revueltas de 2017

TEHERÁN, IRÁN, 30 JUN 2020 (AP) — Irán condenó a muerte a un periodista que estuvo exiliado y cuyo trabajo en internet ayudó a inspirar las protestas económicas que comenzaron a finales de 2017 en todo el país, dijeron las autoridades el martes.

El cibertisitio de Ruhollah Zam y el canal que creó en la popular aplicación de mensajería Telegram difundieron las horas de las protestas además de información vergonzosa sobre funcionarios que desafió directamente a la teocracia chií iraní. Estas movilizaciones fueron el mayor reto para Irán desde las del Movimiento Verde en 2009 y establecieron el marco para protestas masivas similares el pasado noviembre.

Los detalles de su detención siguen sin estar claros. Aunque estaba asentado en París, de algún modo, Zam regresó a la República Islámica, donde fue detenido por agentes de inteligencia. En los últimos meses se han emitido por televisión una serie de confesiones sobre su trabajo.

El vocero del poder judicial iraní, Gholamhossein Esmaili, anunció la condena a Zam el martes, diciendo que habían sido condenado por “corrupción en la Tierra”, un cargo que suele emplearse en casos relacionados con espionaje o con intentos de derrocar el gobierno iraní. No estuvo claro de inmediato cuándo se dictó la sentencia.

El periodista podrá recurrir la condena, dictada por un Tribunal Revolucionario. El nombre de su abogado de oficio no se conoció de inmediato.

Zam dirigió un cibersitio llamado AmadNews que publicó videos e información vergonzosa sobre funcionarios iraníes. Promocionaba su trabajo en un canal de Telegram, una app de mensajería segura que sigue siendo increíblemente popular entre los iraníes.

La chispa inicial para las protestas de 2017 fue el alza repentina del precio de los alimentos. Muchos creen que los opositores conservadores del presidente del país, Hasán Ruhani, instigaron la primera movilización en la ciudad de Mashhad en el este del país, tratando de dirigir la ira de la población contra el mandatario. Pero a medida que las protestas se propagaban de localidad a localidad, el malestar afectó a toda la clase gobernante.

Pronto comenzaron a escucharse gritos desafiando directamente a Ruhani e incluso al líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, en los videos compartidos por Zam en internet. Su canal en Telegram compartió también las horas y los detalles organizativos de todas las protestas.

Telegram cerró el canal por las quejas del gobierno iraní de que difundía información sobre cómo elaborar bombas incendiarias. El canal continuó más tarde bajo un nombre diferente. En ese momento, el periodista, quien dijo que huyó del país tras ser acusado falsamente de trabajar con servicios de inteligencia extranjeros, negó haber incitado a la violencia desde el canal.

Según reportes, las protestas de 2017 habrían dejado unos 5.000 detenidos y 25 fallecidos.

Zam es hijo del clérigo chií Mohammad Ali Zam, un reformista que ocupó un puesto gubernamental a principios de la década de 1980. El religioso escribió una carta publicada por medios iraníes en julio de 2017 en la que decía que no apoyaría a su hijo por su trabajo en AmadNews y los mensajes de su canal de Telegram.

Por otra parte, el portavoz del poder judicial señaló que una corte de apelaciones ratificó una sentencia de cárcel previa contra Fariba Adelkhah, una destacada investigadora con doble nacionalidad francesa e iraní. Según Esmaili, recibió dos sentencias separadas, una de cinco años de cárcel y otra de uno por cargos de seguridad, agregando que, según la ley iraní, la más larga es la que debe cumplir el condenado. El tiempo que lleva en prisión contará para esa sentencia, añadió.

Las autoridades iraníes desvelaron el pasado julio que Adelkhah había sido detenida por cargos de espionaje. Esos cargos se retiraron, pero otros relacionados con la seguridad se mantuvieron.

Adelkhah y Roland Marchal, otro investigador francés, estaban retenidos en la prisión iraní de Evin. Las autoridades dejaron libre a Marchal en marzo en un aparente intercambio de prisioneros por el iraní Jalal Ruhollahnejad, que estaba retenido en Francia.

Irán, que no reconoce la doble nacionalidad de sus ciudadanos, tiene un historial de detenciones de personas con dos nacionalidades o vínculos con Occidente.