ARGENTINA: CFK es el verdadero poder

16 JUN 2020 – Es muy impactante lo rápido que avanza la decadencia política en el Gobierno nacional. Hasta hace muy poco tiempo muchos comunicadores y muchos ciudadanos sostenían una disparatada idea: Alberto Fernández podía manejar a CFK y hacer un gobierno “normal”. Era obvio que este gobierno había sido un arreglo para llegar al poder y que la accionista principal (CFK) sólo tenía una agenda de impunidad, venganza y de avance autoritario sobre las instituciones. Los mismos que habían gobernado 12 años de manera autoritaria y corrupta podían volver convertidos en un dechado de virtudes republicanas en la imaginación de algunos. El “volvieron mejores” es una de las estupideces políticas más notorias de los últimos años, en un país que tiene tendencia a enamorarse de ideas estúpidas y peligrosas.

La gestión de la pandemia puso en evidencia lo que muchos suponíamos. Este gobierno es muy eficiente en su práctica autoritaria y muy ineficiente en la gestión. La agenda de CFK es lo único que avanza en la Argentina. Sus juicios por corrupción están parados, gente como Amado Boudou o como Ricardo Jaime están en sus casas y vuelven las expropiaciones de empresas que siempre terminan siendo una estafa a los ciudadanos como fue la de YPF. Mientras, el kirchnerismo persiste en el discurso del lawfare e intenta convertir a delincuentes en víctimas. Desde CFK a Milagro Sala, ese discurso está cada vez más instalado. Tienen varios alfiles: vastos sectores de la Justicia copados por militantes K, los medios de comunicación que se mantienen con dinero de la corrupción y del erario público y la mafia que se escuda detrás de organismos que dicen defender “derechos humanos” y aportan el marketing en la defensa de corruptos y violentos. Algún día habrá que medir el extraordinario daño que se produjo en el tejido social y político argentino por el inescrupuloso y malicioso uso que hizo esta gente de un concepto tan importante como la defensa de los derechos humanos. No dejaron sector ni discurso noble sin prostituir.

¿Qué les hizo pensar a algunos que Alberto Fernández podía ser algo distinto a lo que fue siempre? Un político mediocre que era un fiel empleado del kirchnerismo cuando la corrupción y la violencia contra el que pensaba distinto era política de Estado.

Un empleado de la mafia completamente funcional. No tenía reparos en apretar gente, extorsionar con la pauta oficial o usar dinero público para difamar a opositores con falsas acusaciones. Enrique Olivera fue una de sus víctimas cuando le inventaron una falsa cuenta en Suiza en plena campaña electoral.

Lo mismo hizo en la causa de los supuestos sobornos en el Senado, donde denunció en público lo que no se pudo sostener en el juicio. Luego hubo un largo período en que la causa estuvo bajo el oscuro juez Rafecas (al que ahora propone como Procurador). Cuando llegó el juicio oral se desmontaron todas las falacias que había impulsado Fernández cuando manejaba caja y poder como Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Podría escribir muchas páginas recordando cómo el empleado eficiente de la mafia usaba el poder del Estado para cosas como esas. Y llega a Presidente nominado por CFK y sin ningún poder real. Pasó muy poco tiempo desde el inicio del gobierno y todos los síntomas ya aparecieron.

La gestión de la pandemia es una calamidad. No hay país en el mundo que haya tenido a la gente encerrada tanto tiempo. Los daños colaterales serán enormes. El Gobierno anunció una cantidad enorme de cosas que resultaron mentiras. Casi todos los pronósticos que hicieron resultaron fallidos. Lo único que es permanente es la improvisación. La mentira y la mediocridad es la única política gubernamental.

Se subieron a un entusiasmo bobalicón y triunfalista e hicieron política sanitaria mirando encuestas. Usaron la pandemia para hacer política partidaria. Nunca tuvieron políticas públicas para el mediano plazo y todo es prueba y error. Prometieron que iban a producir tests en números que sólo existieron en la imaginación de algunos funcionarios. Todo ese conglomerado de mentiras y triunfalismos pasa factura ahora. El mundo empieza a funcionar nuevamente y Argentina tiene como único discurso el encierro y la desesperación. Todos los días aparecen noticias de personas que murieron de otras enfermedades y que no pudieron acceder a buena atención por el estado de excepción en la que está todo. Hay tremendos casos de violencia policial, producto de la cuarentena que provocaron la muerte de ciudadanos. Es impactante la cantidad de negocios y empresas que están cerrando.

La angustia de la gente que no ve la luz al final del túnel. Quisieron dar el resultado del partido cuando este recién empezaba. Cuando se haga el balance final de la mala praxis, en todos los sentidos, se tomará total dimensión del desastre social y económico en el que está Argentina. No tienen una sola idea por fuera de encerrar gente. Creen ser los dueños de la libertad de las personas.

Y en ese desierto los inescrupulosos que buscan impunidad y negocios han encontrado en la pandemia un aliado fabuloso. Todo el mundo encerrado y ellos operando en la Justicia y haciendo negocios.

La foto del anuncio de la expropiación de la empresa Vicentin es una foto que habla acerca del poder en el oficialismo. Fernández hablando y una senadora ultra K sentada al lado. Una comisaria política para que quede claro quién manda. No le ahorran ninguna humillación a Fernández. En la línea de avanzar sobre la actividad privada resulta alarmante también el avance del kirchnerismo sobre la posibilidad de crear nuevas empresas. Desde que asumió el nuevo gobierno, la Inspección General de Justicia ha avanzado en múltiples regulaciones para dificultar e impedir la creación de nuevas Sociedades Anónimas Simplificadas (SAS) que representaba más del 50 por ciento de las nuevas empresas creadas en Argentina. Están atacando por vía de regulaciones excesivas a un instrumento creado por ley para facilitar la actividad emprendedora. Pero, para peor, hay un intento del kirchnerismo, mediante un proyecto de ley presentado por Oscar Parrilli, para terminar de eliminarlas. En síntesis, se busca impedir que se puedan crear empresas sin un fuerte control político lo cual derivará en menos empleo, menos inversión y más corrupción. La única política es estar en contra de la actividad privada. El peronismo quiere todo estatal. Por eso son una fábrica de hacer pobres desde hace muchos años.

No dejan ninguna escena patética sin representar. La expropiación de Vicentin la anunció Boudou por un medio oficialista antes que el Presidente. Un condenado por corrupción anuncia expropiaciones desde su casa.

En el medio de toda la decadencia aparece un programa de la televisión de Israel y el caso Nisman vuelve a mover los cimientos de la Argentina. Se vuelve a hablar de transferencias de dinero a funcionarios argentinos desde Irán incluyendo a cuentas de CFK. Buen momento para recordar la curiosa escala de CFK en Seychelles cuando era Presidente. Una escala insólita en un paraíso fiscal. Es muy importante que la Justicia investigue esta nueva información. Un ex agente del Mossad dice que le entregó a Nisman información sobre esas transferencias pocos días antes del asesinato del fiscal.

La cadena de impunidad en la Argentina es enorme. Un país tomado por mafias que van matando a la República. Esa es la verdadera pelea que hay que dar. Se juega el futuro ahí. (Por Darío Lopérfido/Infobae.com)